Recordando la inolvidable experiencia de Lille-Métropole 2017, Ana Lozano saca a la luz una anécdota que refleja a la perfección la esencia del Campeonato de Europa por Equipos: el compañerismo y el colectivo por delante del individuo.
En aquella edición de 2017, confluían en #EspañaAtletismo dos generaciones de nuestro deporte. Por un lado, una serie de JASP (jóvenes aunque sobradamente preparados) que liderarían la #PasiónPorCompetir hasta la actualidad; y por otro, los últimos integrantes de la vieja guardia que tantos éxitos cosechó.
Dentro de este grupo sobresalía Nuria Fernández, doble campeona de Europa de 1500 m, que con 40 años aún seguía al pie del cañón (ese mismo 2017 había sido capaz de bajar de nueve minutos en 3000 m). En Lille, la madrileña estaba inscrita en esa misma distancia, pero el día antes de la competición unas molestias pusieron en duda su concurso.
“Nos reunimos de urgencia fondo y mediofondo para ver si en el último momento, alguna de las que íbamos del 800 al 5000 m teníamos que doblar prueba. Fue muy bonita la disposición que tuvimos las cuatro, Esther [Guerrero], Marta [Pérez], Irene [Sánchez-Escribano] y yo porque todas nos ofrecimos a doblar”, relata Ana Lozano, que se enfrentaba a su tercera internacionalidad con #EspañaAtletismo tras el Europeo en Pista Cubierta de Belgrado y el Mundial de Cross de Kampala.
“En el último momento pudo correr Nuria, pero hubo nervios porque decidir quién doblaba implicaba que la elegida sacrificaba su prueba. No era fácil. Cada una iba muy mentalizada de hacer su prueba y de repente… ‘¡Buah!’ Pero fue precioso, todas dijimos: ‘Si hay que hacer un 3000 se hace un 3000 m’. Jorge González Amo estaba tan orgulloso de sus niñas”, rememora Ana.
“Esther, Marta e Irene eran tres chicas de muy alto nivel que además tenían más experiencia internacional que yo. Me dije: ‘Me tendré que sacrificar’, pero a la vez tenía ese debate interno de pensar: ‘Ostras, es que yo creo que estoy muy bien para el 5000 m, pero no os puedo prometer un oro, jamás’”, explica.
Jorge González Amo y Esther Guerrero también recuerdan aquella situación de tensión, pero ambos tienen claro que Ana Lozano no debía doblar. “Quedamos en que a Ana no la dejábamos, que Ana no, que iba a ganar el 5000 m”, cuenta entre risas el mítico mediofondista y entrenador. “Es que estaba en el mejor momento de su carrera, tenía que darnos los máximos puntos posibles en el cinco”, corrobora la vigente campeona de España de 1500 m en pista cubierta.
“Fue una doble satisfacción ganar y poder decir: ‘Menos mal que he podido demostrar que era una buena idea correr solo el 5000 m’”, finaliza Ana Lozano.