
Thierry Ndikumwenayo (9º) roza el puesto de finalista en los 10.000 metros, Marta Pérez se clasifica para la final del 1500 y Paula Sevilla disputará las semis de los 400 metros.
La sensación del atletismo español este curso, Paula Sevilla, afrontaba en Tokio su primera participación individual en un campeonato global al aire libre; la discípula de José Luis Calvo, prodigio de talento, sencillez y espíritu de equipo (aquí disputará también los dos relevos de género), es medallista de bronce continental bajo techo en los 400 (además de plusmarquista nacional, 50.99, junto a Sandra Myers) y con el relevo 4 x 100 estuvo en Eugene (5ª), Budapest y los Juegos de París, amén de haber sido pilar indiscutible tanto en el cuarteto de 4 x 400 que conquistó los Worlds Relays 2025 como en el de 4 x 100 que se colgó la plata (en ambos es copropietaria del récord de España).
Precisamente la figura de Sandra Myers sobrevolaba los recuerdos de los finos aficionados, quienes no pueden olvidar aquel verano del 91 en el que, en este mismo emplazamiento (que no estadio, pues el actual es fruto de una exhaustiva remodelación), se colgó la medalla de bronce en la vuelta a la pista. También flotaba en el ambiente, dadas las espectaculares prestaciones de la manchega, la posibilidad de acercarse a los 49.67 que Sandra posee como tope español desde ese mismo año. Así las cosas, se situaba en los tacos nuestra mejor velocista, con su marca de 50.70 (lograda en Vallehermoso el pasado 27 de junio, durante la disputa del Campeonato de Europa por Equipos, donde solo pudieron con ella dos estrellas como Femke Bol y Natalia Bukowiecka), la quinta más rápida de siempre de las que afrontaban la sexta y última serie preliminar (pasaban a las semifinales las tres primeras de cada carrera más los seis mejores tiempos), entre las que se encontraba la campeona olímpica y doble campeona mundial, Marileidy Paulino.

Partió la de La Solana por la calle 7, precisamente a la derecha de la gran favorita, buena referencia para avanzar deprisa. Supo aprovecharse Paula cuando la dominicana le cogió la compensación, subiéndose a su ola durante muchos metros para llegar a la recta principal cuarta, posición que mantuvo hasta cruzar la línea en nueva marca personal (50.69), el segundo de los tiempos de corte que accedían a las semifinales (no teníamos una mujer en esa ronda desde hacía 12 años: Aauri Lorena Bokesa, Moscú 2013). Una línea más en un guion conocido; el que dice que Paula es un seguro de vida que jamás decepciona. ¿El récord de España? Nunca se sabe, pero nosotros no haríamos planes para el martes a las 14:07.
Marta Pérez fue la siguiente española en competir, regresando una vez más al estadio que cambió su vida (en los Juegos de Tokio la discípula de Antonio Serrano encadenó tres carreras antológicas, todas en marca personal, la última de ellas la final; eso propició su entrada en la versión súper élite de nuestro deporte) para acometer la primera de las dos semifinales del 1500 —la cuarta vez que afrontaba esta ronda en sus cinco participaciones mundialistas—, donde las seis primeras de cada carrera se clasificaban para la final (martes a las 15:05). La plusmarquista española (3:57.75) compartía escena con la mejor mediofondista de todos los tiempos, la keniana Faith Kipyegon, además de otras espectaculares corredoras del calibre de la yanqui Sinclaire Johnson, su compatriota Emily Mackay, la australiana Linden Hall o la etíope Freweyni Hailu. Una empresa complicada para la que la soriana tenía herramientas de sobra; este año ha corrido tres veces por debajo de los cuatro minutos y ese trío, más su récord, son las cuatro carreras más rápidas de la historia de nuestro atletismo.
Salió delante Marta, segunda, y lo cierto es que estuvo más que viva, puesto que la primera, Hailu, tropezó justo delante de ella, se fue al suelo, y a punto estuvo de provocar un estropicio. Afortunadamente, las aguas volvieron a su cauce, aunque Kipyegon (a la postre vencedora en 4:00.34) decidió avivar el ritmo para evitar una carrera de mucho roce. Marta iba quinta al paso del mil (2:43.30) y también al toque de campana… y finalmente al cruzar la meta (pese al acoso de la francesa Madeleine, que supo sofocar con buenas dosis de garra y templanza, defendiendo su lugar en la calle interior) en 4:01.19. De nuevo Tokio se convierte en su ciudad talismán y estará en su segunda final de un Mundial al aire libre con muchas posibilidades de mejorar la 11ª plaza lograda en Oregón 2022.
Nuestro último participante en la jornada matutina fue Thierry ‘el Tigre’ Ndikumwenayo, plusmarquista nacional de los 10.000 metros (26:49.49), que disputaba la final directa de la disciplina, en la que posee el bronce europeo y un 9.º puesto olímpico (en París fue donde atesoró su PB). Era el segundo Mundial para el atleta entrenado por Lluís Torlà (estuvo en Budapest en el 5000, distancia que también afrontará en esta ocasión), acostumbrado a medirse a nombres como los que le aguardaban entre los 27 contendientes: Fisher, Aregawi, Barega, Kejelcha, Lobalu… la nobleza de las 25 vueltas que configuraba una de las finales de mayor nivel jamás vistas. Muchos príncipes aguardando a suceder al rey ausente (Joshua Cheptegei, ganador de los últimos tres títulos).
Se acomodó ‘Tití’ en la parte media del paquete, que viajaba a un ritmo trotón para estos galgos (3:55.49 el 1200), comandado por el bronce olímpico Grant Fisher, aunque 300 metros después fue Barega (campeón olímpico aquí hace cuatro años) quien manifestó con su negativa ante ese paso tan cansino y cogió unos metros de ventaja que pusieron al grupo en fila de a uno. El 2000 lo cruzó en 6:22.39. Thierry pasaba 14.º, 6:25.68, sabiendo que el movimiento del etíope no era ni mucho menos definitivo (de hecho, lo abortó casi inmediatamente). Había respeto a los 29 grados y al 80 % de humedad (el dúo local Kasai-Suzuki pasó el 2400 en 8:45.55, avivando algo la velocidad, pero no de manera reseñable). El Tigre pasaba 16.º (8:47.55), sabiendo que este tipo de eventos suelen premiar a espíritus conservadores. 15:10.25 era el relajado paso del 5000, y a partir de ahí los kenianos comenzaron a despertar. Kurgat y Kiplangat se pusieron el mono de trabajo y la prueba se agitó algo, aunque no tanto como para que nuestro hombre perdiera comba.
Poco antes del 7 Fisher retomaba el mando, más una muestra de control que un ataque serio. Le seguían el sueco Almgren y el francés Gressier. Tres blancos al frente, demostrando que los nuevos tiempos de nuestro deporte no dejan a nadie atrás y que el dominio de África puede ser tan evidente como cuestionable (a veces). Thierry avanzaba a cola del furgón (tomando como referencia a Barega). Seguía la tensión, nadie se animaba a asestar un hachazo en condiciones, pero el español se mostraba atento y comenzaba su progresión a falta de kilómetro y medio para el final. Nico Young se sumaba a la fiesta: cuatro no africanos llevando la batuta. Pero claro, Kejelcha se dejaba ver junto a Barega para poner un poquito de orden en el status quo…
… cosa que no pudo hacer, puesto que en el populoso sprint final (10 atletas) resultó vencedor Jimmy Gressier (28:55.77), la plata fue para el etíope y el bronce para el sueco Andreas Almgren. Thierry volvía a rozar la plaza de finalista en otra gran actuación con #EspañaAtletismo: 9.º con 28:59.07. Un chute de optimismo para cuando vuelva a saltar al tartán para dar la mitad de vueltas.
