Tres milésimas. Menos de lo que has tardado en leerlo en la pantalla, mucho menos de lo que tardarías en decirlo en voz alta. Tan poco tiempo que (y esto es cierto) si parpadeas te lo pierdes. Pero el domingo 5 de marzo en Estambul, a Adrián Ben tres milésimas se le hicieron eternas. Como si fueran a cámara lenta. Aunque nosotros que estuvimos allí aquella tarde te aseguramos que de cámara lenta aquello no tuvo nada. Más bien fue un relámpago, un tornado que emergió en la octava y última curva del Ataköy Arena para llevárselo todo por delante en la recta de meta.
Incluido al francés Benjamin Robert, que había ganado los seis 800 que había corrido en todo el invierno, desde el Meeting de Liévin del World Indoor Tour hasta las dos primeras rondas del Europeo en Pista Cubierta de Estambul, pasando por el Campeonato de Francia.
Es una habilidad innata en Adrián Ben esa de pensar a cámara lenta cuando el corazón late a 200 pulsaciones por minuto. El hombre de hielo habría que llamarle. Tiene un plan y lo ejecuta a ciegas, con una fe en sí mismo y en lo que le dice su míster, Arturo Martín, que es capaz de mover montañas.
En el Ataköy, cuando todos pasaron el primer 200 en 25.27, Adri ni siquiera arqueó la ceja. A lo suyo, más de medio segundo más lento, según el plan establecido. Ya caerán. Al paso por el 400, el de Viveiro seguía a su ritmo, en el vagón de cola, todavía lejos de una cabeza de carrera donde los enganchones eran la norma.
Poco antes del 600, Adri aceleró para coger posición de privilegio, y tras el penúltimo giro ya solo tenía al galo Robert por delante. En la recta de meta, todavía a un metro. Entonces al gallego se le encendió la mirada, fuego en los ojos, y nadie en Estambul dudo que el título continental sería suyo.
Robert defendió a capa y espada un oro que ya sentía al cuello. Tan bien que solo le faltaron tres milésimas para salir campeón. Ese instante en el que Adrián Ben detuvo el tiempo, hombro a hombro con su rival, para ‘tirarse’ a la meta con un timing perfecto, tal y como le había insistido el míster. Otra vez, tenía razón Arturo.
Después de ser sexto del mundo en 2019 y quinto olímpico en 2021, campeón de Europa en pista cubierta en 2023. La guinda que le faltaba a Ben para codearse con los mejores españoles de la historia sin discusión. Aunque el broche lo pondría medio año después en Budapest, en el Campeonato del Mundo al aire libre.
Adri ganó su serie en primera ronda, y pasó a la final con una exhibición en 1:43.92, la cuarta marca española de la historia. Rozaría las medallas, acabando cuarto a solo ocho milésimas del bronce, en cualquier caso la mejor actuación española de siempre en los Mundiales.