
La cántabra se hace con la victoria en el lanzamiento de disco y el vasco domina los 100 metros: jamás #España Atletismo había conquistado estas disciplinas.
Andrea Njimi Tankeu Djeudji convirtió en nulo su primer intento de la final, pero en el segundo comenzó a calibrar y el artefacto de un kilo se posó a 48,90 metros, reportándole una confortable situación con vistas a la mejora y a la lucha por el podio: lo tenía a 14 centímetros. En el tercero, la discípula de Ramón Torralbo hizo saltar la banca: ¡marca personal (54,28) y líder del concurso! La cuarta ronda resultó nula, pero seguía mandando. En el quinto esfuerzo se fue a 52,82 y nadie conseguía desplazarla de una virtual medalla de oro. En el sexto y último no hizo falta ni ponerse nerviosa, puesto que la alemana Curly Brown, la única que podía birlarle el título, no lanzó lo suficiente, así que poca importancia tuvo que la cántabra lanzase 45,17. Es la séptima campeona de Europa sub de nuestro atletismo, la primera en el disco. Todavía no tiene edad para conducir (cumple 18 el 14 de agosto), pero sí para reinar en el Viejo Continente. Y mañana, a por más: la espera el peso.

Poco después saltó a comerse el hectómetro Ander Garaiar, otro que se convirtió en pionero: ¡jamás habíamos tenido un campeón de 100 metros en un Campeonato de Europa (de cualquier categoría)! Esa efeméride llegó a su fin gracias a un vasco de Oiartzun entrenado por uno de los clásicos del atletismo español, Valentín Rocandio. No ganó, dio un golpe en la mesa. De principio a fin en cabeza una vez escuchado el pistoletazo (segundo mejor tiempo de reacción, 0.116), cruzó la meta en 10.40 (tiene una mejor marca de 10.28), casi un mundo por delante del neerlandés Revierre (10.47) y el británico Wilson (10.47). Se va de Tampere colocando a España momentáneamente segunda en el medallero, tras haber vencido en sus tres carreras, y con la sensación de que algo muy grande está cambiando definitivamente en el atletismo español.

Óscar Gaitán y Martín Iriondo fueron nuestras bazas en la final de 5000 metros, donde el primero saltaba a la pista como mejor marquista de 2025 en la start list (13:53.11). La carrera, lenta (2:59.27 el primer kilómetro), con atento entre los seis primeros y Martín acomodado en las tripas del grupo. Algo se avivó el ritmo (pasaron el 2000 en 5:51.8), pero no mutó demasiado el dibujo del grupo (20 fondistas tras la retirada del alemán Scheller). Y más de lo mismo en el tercer mil (2:58.35), un bajón ligero en el ritmo que propició un paso de 8:50.0. No pintaba mal para un tipo rápido como Gaitán, que marchaba en segunda posición con buena salida. Martín avanzaba por fuera hasta colocarse tras él, anticipándose al más que posible arreón, pero rápidamente volvió a perder posiciones y regresó a la parte media del paquete. Se pasó el 4000 en 11:44.0, con Martín algo retrasado y Óscar segundo de un grupo de siete elegidos. Ahí seguía el discípulo de José Enrique Villacorta al escuchar la campana. Trató de atacar antes del último 200, pero se vio encerrado ante el tapón provocado por el futuro campeón (el belga Willem Renders, 14:14.59), impasible como cancerbero de la calle uno, del que también participaron el sueco Karl Ottfalk (plata, 14:14.78) y el noruego Magnus Oyen (bronce, 14:15.32). Tras ellos, a un suspiro, entró el extremeño (14:15.59), con el lógico disgusto de ver cómo una presea que estaba a su alcance se esfumaba sin poder hacer nada más para evitarlo (que lo dio todo es evidente). Martín concluyó 11.º en 14:24.70. Habrá que esperar para añadir un nuevo campeón de Europa de 5000 a esa lista en la que por ahora solo figuran Fernando Cerrada, Gabriel Navarro y Aarón Las Heras.

Una pareja de saltadoras nos representó en la final del triple. Ambas comenzaron con botes parecidos: 12,86 María Barrios y 12,85 Elda Romeva. María saldó con un nulo su segundo intento, mientras que la discípula de la leyenda Antonio Corgos la imitaba tras un controvertido salto que le llegaron a medir en 13,35 (lo que hubiera significado marca personal), pero acabó siendo dictaminado no válido por los jueces. En el tercer intento no mejoraron mucho las cosas para María, y 12,54 la dejaban fuera de la mejora con 10.º puesto. Tampoco accedió a la última fase del concurso su compañera, 9.ª con un último salto de 13,06. El oro fue para la increíble italiana Erika Giorgia Anoeta Saraceni: 14,24, récord de los campeonatos en el sexto vuelo.
Alberto Martínez fue el único de los nuestros en la final de longitud. Arrancó con 7,02. En el segundo intento mejoró cinco centímetros. En el tercero anduvo entre uno y otro (7,05), lo que cerró las puertas de la mejora y le situó en 11.ª posición.

Salvador García comenzó la segunda jornada del decatlón en la posición 14.ª con un acopio de 3681 puntos. En el evento que delimita el paso al ecuador, los 110 metros vallas (a estas edades, cuando eres chico, se elevan hasta 99,0 cm), fue encuadrado en la segunda de las tres series, donde concluyó quinto con 15.22, acumulando 823 puntos (la mayor suma desde que hizo su estreno en el Ratinan Stadion; ayer solo superó los 800 —803— en la carrera que clausuró la jornada combinera, los 400 metros). Se dirigió luego al círculo del disco (1,750 kg), donde su prestación fue sensiblemente inferior; lo aterrizó a 38,48 metros en el tercer intento tras dos tentativas anteriores saldadas en 35,12 y 35,63, lo que, traducido en puntuación, son 634. Cerró la mañana saltando 3,70 en pértiga, lo que limitó su conteo a 535 (la más floja de todas sus apariciones). Por la tarde lanzó la jabalina a 48,15 (561 puntos) y corrió el agonístico 1500 en 4:42.72. Acabó 18.º (6897) una prueba histórica en la que el titán polaco Hubert Troscianca se llevó el oro con récord del mundo: 8514.
Los 200 metros depararon también grandes alegrías a la bisoña delegación de España Atletismo. Oriol Sánchez (vigente campeón nacional con récord de los campeonatos: 20.82, cuarto español de la historia y quinto europeo del curso) venció en la tercera de las cuatro series, cruzando la línea en 21.11 (solo el transalpino Diego Nappi, vencedor de la primera con 20.95, fue más rápido que él en el global). Estará en las semifinales (mañana a las 13:00) igual que Rodrigo Fito (21.61), segundo en la segunda de las series con algo de viento desfavorable (−2,1 m/s). Y, como no hay dos sin tres, en la misma marca (con Eolo soplando dentro de la legalidad) y en la quinta posición había arribado Daniel Casado en la carrera inaugural, así que los acompañará gracias a su q, pues además de los tres primeros accedían al siguiente reto los cuatro mejores tiempos (y el suyo fue el penúltimo de esos).
Llegó casi caminando, con un trote apenas perceptible, tras vaciarse sobre el tartán en la primera de las cuatro semifinales de los 800 metros. Hablamos de Corali Jou, que tuvo la osadía de jugárselo a doble o nada yéndose tras la británica Shaikira King (la mejor marquista de todas sus rivales). No salió la apuesta, pero dejó claro su valentía competitiva: 7.ª con 2:23.54. A Julio Maroto le tocó la tercera, donde se situó a cola de grupo y, pese a iniciar su remontada a 250 metros del final, no tuvo fuerza suficiente para sobrepasar a la gran mayoría de sus rivales y acabó quinta con 2:08.58. También fuera de la final del domingo (18:00). Arregló las cosas la campeona de España y líder europea del año, Marta Mitjans, la única de todas las candidatas al título que ya ha bajado de los dos minutos (1:59.88, récord nacional), 7.ª en el último Mundial de la categoría. Salió por la calle uno y no quiso soltarla, ejerciendo de front runner, como le gusta cuando se sabe superior. Poco a poco, sin necesidad de un cambio brusco, despegó a todas antes de la última curva para regalarse una recta apacible con victoria en 2:05.78. Absurdo negar que es la máxima favorita al oro, algo que ninguna española ha conseguido jamás en ‘el ocho’.
Suerte dispar para nuestras multiusos de los 3000 metros obstáculos, dos talentos que representan a la perfección a la nueva generación en la que tantas ilusiones depositamos los amantes del atletismo, un deporte que no por ancestral debe pensar en reinventarse para saber bailar al compás de los nuevos tiempos. Gente sin complejos, valiente, abierta de miras… para muestra, un botón: ambas, Inés Herault y Nadia Soto, forman parte de la preselección para el Mundial de Trail de Canfranc (25-28 de septiembre). Por ahora, en Finlandia ha salido mejor parada Inés, clasificándose por vía directa a la final del domingo (16:55) al ser cuarta (pasaban cinco por puestos) en la segunda ‘semi’ (10:24.08, marca personal). Nadia, campeona de España de cross, también corrió más rápido que nunca (10:31.32) en la primera, pero fue octava y se quedó a unas míseras 27 centésimas de pasar por tiempos (accedían los cinco mejores), tras una carrera en la que tuvo graves problemas en las barreras: tropezó con una rival que había caído delante de ella en la primera ría y luego, en la penúltima vuelta, cuando los clavos se le quedaron enganchados antes de batir, no pudo saltar y se golpeó violentamente con la boca del estómago contra la madera. Visto el panorama, es fácil deducir el increíble nivel de forma que tiene ahora mismo la discípula de Lluís Torlà y no queda más que aferrarnos al enorme futuro que se desparrama ante ella: tremendo su pundonor y el desconocimiento total de la palabra rendición.
Tres españoles tuvimos en las semifinales del ‘cuatro vallas’. Álex Ibáñez fue quinto en la primera con 52.10. Iker Moreno lo bordó en la siguiente, corriendo por la calle 7 en una carrera en la que la gran estrella checa, Michal Rada, solo dejó libre una Q; fue para el pupilo de Manoli Alonso, gracias a unos 50.75 que pulverizan la marca con la que acudió a Finlandia (51.07) y le permitirán disputar la final mañana a las 16:05. Cerró Nicolás Martínez en la tercera y última serie, saliendo fortísimo para tratar de rebajar su mejor marca (51.93) y soñar con pasar por tiempos. Hizo lo primero (51.71), pese a tocar la primera valla por ímpetu y la penúltima por cansancio, pero no lo segundo, pues acabó sexto. Nada que objetar: un competidor sin complejos que despliega su mejor rendimiento del año en el momento que toca; gran virtud con vistas a futuras empresas.
Acto seguido les tocó el turno a las chicas, donde también tuvimos nutrida representación: dos. Alaine Aguerralde no tuvo opciones en la primera de las tres carreras: 8.ª con 1:00.70. Martina Zunino, la campeona de España, corrió la tercera y última, donde tampoco pudo pasar de ronda al ser séptima con 1:01.17, tras una última recta en la que tocó la penúltima valla y acabó con evidentes síntomas de agotamiento.
De nuevo la vida misma, con sus claroscuros, nos asaltó en la primera semifinal del 1500, donde Guillermo Sánchez, en una carrera más perrilla de lo que parecía debido al reducido número de atletas (10), con algún que otro tropezón de los que momentáneamente hacen temer por el equilibrio, supo leer la absoluta superioridad del belga Elliot Vermeulen (segundo mejor marquista de todos los inscritos con 3:38.65) para centrarse en asegurar su paso cuando este se lanzó a por la victoria. Lo hizo magistral, entrando tercero (3:45.30) y consiguiendo una de las cuatro plazas directas para la final del domingo (17:45). La nube negra se posó algo más atrás, en la última posición que ocupaba Mario Palencia, descolgado mucho antes de que la carrera entrase en su fase decisiva; acabó sin nadie por detrás en 4:00.12 (está claro que un problema de índole todavía no desvelado debió afectarle; ojalá pueda detectarse pronto para hacer un análisis más sosegado de su actuación). Mucho más metido en la segunda ‘semi’ estuvo Andrés González, aunque acabó descolgándose cuando, a poco del toque de campana, se encabritó la carrera, momento que nos deparó la exhibición del campeón de Noruega (¡absoluto!), Hakon Moe Berg (mejor marquista de todos los presentes, 3:35.41), quien progresó desde las últimas posiciones de una manera tan relajada que, mientras otros sufrían, él parecía estar poco más que rodando (finalmente no disputó la primera plaza a su compatriota Andreas Dybdahl). Andrés llegó noveno en 3:59.16, a cuatro segundos exactos del vencedor.
Pedían un lanzamiento de 65 metros (ella tiene 60.82) para meterse directamente en la final de martillo (mañana a las 18:05) o estar entre los 12 mejores tiros. Andrea Sales (segunda española de la historia y sexta europea en 2025) escogió el camino más corto y, en su definitivo intento (tras arrancar con 53.95 y 59.96), lanzó el artefacto a 65.07 (a 17 centímetros de su PB). Sublime. Nuestra otra martillista, Aixa Corbacho, comenzó su participación con un intento nulo. Fue mejorando y resolvió los dos siguientes en 57.36 y 58.99, lo que le reportó un puesto en la final con la 10.ª de las marcas. Cien por cien de eficiencia en la jaula, pues.
Biel Cirujeda se apeó de Tampere 2025 con una última plaza en la segunda semifinal de los 400 metros y un registro de 48.87. En la tercera y última comparecía Helio Marco, quien sufrió la misma suerte y dijo adiós presentando algo más de batalla: 6.º con 47.71.