A principios de este otoño, Ayad Lamdassem El Mouhcine (Sidi Ifni, Marruecos, 11-octubre-1981) anunció oficialmente su retirada. Un atleta longevo y perseverante, inseparablemente enamorado del cross, que tuvo que esperar hasta los 25 años largos para empezar a defender los colores de #EspañaAtletismo, pero que acabó aportando 2 grandes medallas individuales y 11 colectivas a nuestro deporte en campeonatos de Europa; y que, aun destacando con bastante regularidad (especialmente en campo a través), no llegó alcanzar su mejor rendimiento hasta el filo de la cuarentena, ya como maratoniano y plusmarquista nacional. Actualmente, el que fuera pupilo de Antonio Cánovas (hasta finales de 2020) y Johny Ouriaghli está totalmente centrado en trabajar y en sus hijos (y estudiando un poco inglés). Pero aunque, a priori, no se atisbe en el horizonte una futura vinculación con el atletismo, su ilustre pasado y sus más de dos décadas en la élite atlética se merecían con creces esta entrevista.
Ayad, has disfrutado de una trayectoria atlética muy larga, e incluso a principios de este 2025 todavía corriste algunas carreras con 43 años. ¿En qué momento decidiste que había llegado el momento de retirarte y por qué motivos? ¿Te costó tomar esa decisión?
La decisión me costó mucho porque han sido muchos años en el atletismo, pero como sabe todo el mundo, las lesiones son el principal enemigo del deportista. Mi última competición fue el Campeonato de España de 10 Km [el 9 de marzo en Bilbao]. Una fractura en el pie me obligó a retirarme en el km 3; y también influyó el dolor de espalda que llevo aguantando dos años.
Volvamos al principio de todo, en tu Sidi Ifni natal. Cuéntanos cuándo y por qué empezaste a practicar atletismo, y cómo fueron esos comienzos. ¿Tenías algún ídolo atleta que te inspirase?
Empecé a correr en 1993, con 11 o 12 años. Mi hermano mayor, Lewafi, fue corredor también de larga distancia y me inspiró. Era bueno, pero por el fallecimiento de mi padre en el 83 tuvo que dejar el deporte y concentrarse en los estudios para llevar a la familia. La verdad es que somos una familia de atletas. Mi hermana también corría, pero no mucho… De pequeño, el atleta al que me gustaba ver correr era Hicham El Guerrouj; y siempre he guardado recuerdos de la final olímpica de 10.000 metros en Barcelona’92, con el triunfo de Khalid Skah y la polémica que lo rodeó.

En la imagen de la izquierda, Lewafi, el hermano de Ayad Lamdassem y a la derecha el propio Ayad, ambos en pruebas de campo a través
Desde que te estableciste en España tras escaparte junto a otros atletas marroquíes en el Mundial Universitario de Cross de 2002, hasta que recibiste la nacionalidad española en mayo de 2007, pasaron cinco largos años. ¿Cómo viviste esos años en el plano personal, y en el plano deportivo?
En el año 2002, después de escaparme de la selección marroquí, empecé a correr carreras de ruta, incluso medios maratones, y tuve la suerte de conocer a Miguel Mostaza. Esta persona me ayudó mucho a ser profesional y a mejorar mis marcas en la pista, y a pensar en competir con la selección española, que era un sueño para mí.
Precisamente, de tu destacada trayectoria con #EspañaAtletismo nos ocuparemos en un artículo aparte, ¿pero cuáles consideras, por orden, como tus 5 mejores momentos defendiendo la camiseta española?
En primer lugar, mi primera gran medalla internacional individual, en el Europeo de Cross de Albufeira 2010. Después, mi segunda plata en la siguiente edición, en Velenje 2011. En tercer lugar, mi ansiado debut con España en el Mundial de Cross de Edimburgo 2008. Cuarto mi diploma olímpico [5º puesto] en el maratón de Tokio 2021. Y el quinto, mis primeros Juegos Olímpicos, en Pekín 2008.
Fue en el campo a través donde lograste tus mejores resultados, con esas dos platas y esa gran regularidad (casi siempre entre los 10 primeros) en los Europeos de Cross, o esos tres títulos de campeón de España (2011, 2014, 2018). ¿Qué era lo que más te gustaba del cross, y por qué se te daba tan bien?
El cross fue siempre mi prueba favorita porque en mis primeros años hacía sólo cross. La pista de atletismo más cercana estaba a unos 400 km de distancia, y hasta mi primer año en la universidad no pude entrenar en pista. De los Campeonatos de España de Cross recuerdo con especial cariño el de 2018 en Mérida [con abundante lluvia y barro]. Todavía conservo el vídeo de la carrera y siempre lo veo, porque corrí súper inteligente y gané a un Toni Abadía que estaba muy fuerte.
En pista también brillaste, especialmente en los 10.000 metros, con esos dos Europeos acariciando el podio (en 2010 y 2012), dos títulos nacionales (2007 y 2010) y una marca personal de 27:45.58 en 2008. ¿Esa marca refleja tu potencial en la distancia, o hubo algún año en que crees que podrías haberle dado un buen ‘bocado’?
Sí que podría haber corrido más, porque recuerdo que esa marca fue en un campeonato de España, donde corres más para ganarte un puesto para los Juegos [de Pekín 2008]… y prima más la presión de ganarse las plazas que la marca. Dos años antes ya había corrido en 27:46, y si de un año para otro prácticamente repites la misma marca, significa que en tus piernas tienes una marca mejor sí o sí. Lo que pasa es que desde 2010 ya empecé a pensar en preparar la ruta, porque sabía que en la pista ya no podía conseguir mucho más; no podía brillar mucho.

¿En qué momento tuviste totalmente claro que tenías que pasarte a la ruta?
Aunque ya lo venía teniendo claro de antes, después de los Juegos Olímpicos de 2012 [23º en los 10.000m con 28:49.85] me pasé definitivamente a las carreras de ruta. Fue muy difícil el cambio, y en mi debut maratoniano ese mismo año lo pasé mal [2:14:39 en marzo en Otsu]. Pero llegó 2013 y conseguí una marca interesante de 2:09:28 en el maratón de Londres.
De hecho, fue en el maratón donde acabaste obteniendo tu mejor rendimiento, aunque fuese 8 años largos después de tu debut, empezando con ese récord de España de 2:06:35 (17 segundos mejor que la anterior plusmarca) a finales de 2020. ¿Cuáles fueron las claves para que lo lograses ya con 39 años… y en el año de la pandemia?
Llegó 2020, y con la pandemia no había forma de competir. Fueron meses sin competir; sólo entrenar, y eso a la postre me vino muy bien. Yo intenté trabajar y mejorar mis habilidades, y al final mejoré mis marcas en ruta: primero en el medio maratón del Campeonato del Mundo con 1:01:21 [en octubre en Gdynia], y luego batiendo el récord de España en el maratón de Valencia.
Ese récord nacional en Valencia fue el broche de oro a tu etapa con el que fue tu entrenador casi desde que llegaste a España. ¿Qué te aportó Antonio Cánovas durante todos esos años?
A nivel personal, Antonio era como mi padre. Y en lo deportivo, marcó para bien mi carrera profesional, porque cimentó la base, que es vital para un deportista. Para un fondista es muy importante correr cross, y saber cuidarse y no quemar etapas; no pensar en ganar como sea enseguida. Conozco muchos atletas que corren bien un año pero luego desaparecen. Pero si la base está bien, puedes seguir muchos años.
¿Y por qué, justo después de ese bombazo en 2020, cambiaste de entrenador, poniéndote a las órdenes de un Johny Ouriaghli con quien lograste ese magnífico 5º puesto olímpico en Tokio y otro récord de España (2:06:25 en Sevilla) en los dos años siguientes?
Cánovas en los últimos años ya era mayor, no podía viajar conmigo… y yo quería dejarle disfrutar de su familia. Llevaba con él desde 2002, y quería también probar algo nuevo, cambiar algo. Johny disponía de mucho tiempo y era entrenador de mediofondistas, y eso me ayudó mucho sobre todo a mejorar mi técnica de carrera. Con él aprendí mucho y al final salieron los resultados, primero en el maratón de Tokio y luego batiendo el récord en Sevilla.

¿Y cuáles crees que fueron los motivos para que no lograses alcanzar ese rendimiento tan extraordinario antes?
La experiencia, la confianza… Yo sé que en pista corría bien, pero a veces hay que buscar la prueba ideal para el atleta, porque hay atletas que empiezan corriendo 800 y terminan corriendo 5.000m, 10.000m o maratón… A mí ser atleta de cross me ayudó mucho al pasarme al maratón. Recuerdo que mi primer campeonato de España de cross [todavía como extranjero] fue el de clubes de 2003 en Ortuella, y gané en categoría promesa. Desde entonces nunca me bajé del podio; eso no es nada fácil, y me dio mucha confianza… y perseverancia.

Hasta que por fin lo bordaste en maratón a partir de los 39-40 años… Porque esos 2:09:28 de 2013 no los mejoraste hasta tu primer récord en 2020…
En mis primeros maratones siempre cometía errores; a veces en la preparación o en la propia competición. Por ejemplo, en los Mundiales [de 2013 y 2017] me tuve que retirar, porque a lo mejor salía muy delante… Y competir en verano no es igual que en invierno; y un maratón comercial no es un Campeonato del Mundo o unos JJ.OO., porque el ritmo es diferente y se corre a cambios… y eso hay que saberlo. Correr en 2:04 o 2:05 en invierno o primavera no te garantiza nada en un Mundial o JJ.OO, donde con 2:09 puedes ganar una medalla.
Con la edad sabes que tienes que hacer las cosas bien; concentrarte y confiar en ti mismo. En mis primeros años, corriendo pista y cross, hacía muchas competiciones, muchos viajes… y eso desgasta mucho. Para preparar un maratón hay que seguir un protocolo muy diferente: no competir mucho… y aprovechar lo que tienes: esa es la clave. Con 39 años no tienes tanta fuerza, pero sí la experiencia. Mira a Cristiano y a Messi ahora: no pueden correr tanto como antes, pero siguen marcando la diferencia por la experiencia.
Además de tus muchas medallas por equipos (9 en Europeos de cross y 2 en Europeos en pista), también coleccionaste un montón de podios individuales y colectivos en la Copa de Europa de Cross por Clubes, con el C.A. Adidas y, sobre todo, el Atletismo Bikila. ¿Qué recuerdos destacarías de esa faceta? ¿Te gustaban las competiciones de clubes?
Como te he dicho antes, el cross ha sido siempre mi disciplina favorita, y con mis clubes siempre intentaba cumplir y conseguir los objetivos. Con el Bikila estuve más de 12 años; y para mí era una familia, no sólo un club.
En general, ¿dirías que el atletismo ha sido justo contigo?
Yo estoy muy satisfecho por mis logros y no me gusta juzgar ni darle vueltas a las malas decisiones. La verdad es que he aprendido mucho del deporte, y he ganado mucho más en mi vida personal. Para terminar, me gustaría dar las gracias a la Federación Española, a todos los organizadores de atletismo y al público.
