Quizás a los más jóvenes les parezca la Edad de Piedra, pero hace menos de 30 años, en los noventa, España era una potencia global en maratón, con tres títulos mundiales y un inédito triplete europeo a lo largo de la década. Con semejante nivel, entrar en los equipos de #EspañaAtletismo se convertía en una auténtica guerra de méritos que dejaba fuera a auténticos fenómenos. El ejemplo más claro: apenas un mes después de ver el abrazo de Martín Fiz, Diego García y Alberto Juzdado desde la grada, Antonio Serrano batía el récord de España de los 42,195 km en Berlín (2:09:13)… Y no le serviría para acudir al Mundial de Goteborg del año siguiente, la antesala de los Juegos Olímpicos.
Sin embargo, ese overbooking de talento y una retirada en el Maratón de Róterdam en abril de 1995 empujaron a Serrano a buscar un camino alternativo hacia Atlanta. “Como el Mundial de Medio Maratón puntuaba para el proceso de selección de los Juegos Olímpicos, decidir ir a Francia para apurar mis opciones y demostrarle a Luis Miguel Landa (entonces responsable de fondo de la RFEA) que merecía estar en Atlanta”, explica el manchego desde Riga, donde acude como entrenador de #EspañaAtletismo al primer Mundial de Ruta de World Athletics.
Hace 28 años, en Montbéliard-Belfort, Serrano logró el que todavía es el mejor resultado español en el Mundial de Medio Maratón (solo igualado en 1996 por Carlos de la Torre), ahora englobado en el Campeonato del Mundo de Ruta. Cuarto individual, a seis segundos del podio copado por Kenia, y subcampeón por equipos con #EspañaAtletismo.
“Debutaba en medio maratón en aquella competición”, recuerda, algo atípico teniendo en cuenta que ya se había puesto el dorsal en dos maratones. “Me encontraba muy bien y estaba muy motivado, así que me fui para delante con tres kenianos; había mucho nivel en esa carrera, con casi 150 inscritos”, apunta Serrano, y no le falta razón. El que a la postre se proclamaría campeón mundial, Moses Tanui, había ganado el oro mundial en 10.000 m en 1991, poseía el récord del mundo de los 21,097 km y vencería en el maratón de Boston en 1996 y 1998. Quinto tras Serrano, a más de medio minuto, terminó el sudafricano Josiah Thugwane, campeón olímpico de maratón en Atlanta 1996. Mucho más abajo en la clasificación encontramos al que fuera plusmarquista mundial de maratón Ronaldo da Costa, al bronce olímpico Vanderlei de Lima, y al trío italiano que formaban Vincenzo Modica, Danilo Goffi y Giacomo Leone, que coleccionaban medallas europeas, mundiales e incluso un triunfo en el Maratón de Nueva York.
Volviendo a Montbéliard-Belford, Serrano se marchó con Tanui y sus compatriotas Paul Yego y Charles Tangus, con quien se acabaría jugando el bronce. “Habíamos pasado muy rápido los primeros 10 km, a 28:40 creo recordar, y luego ya nos pusimos a ritmo de 2:58 o 3:00/km”, cuenta el de La Solana. Un paso que le pesaría en las piernas en los últimos kilómetros, donde “ya iba cargadito porque no estaba acostumbrado a esa distancia”.
Con todo, Serrano atacó por el bronce a falta de un kilómetro. “Me fui 15 o 20 metros del keniano, pero a 300 metros de meta me enganchó y yo ya no pude cambiar… Me tuve que conformar con ese cuarto puesto, que finalmente no me valió para estar en los Juegos. Aunque me quedé con la espinita de que se me escapara esa medalla, ganamos la plata por equipos e hice 1:01:56 en mi debut, quedando cuarto del mundo. Fue una gran experiencia y, viéndolo con perspectiva, un bonito campeonato”, señala.
Tres décadas después, Antonio Serrano se encuentra en su cuarto Mundial sobre el asfalto (dos como atleta, dos como entrenador), ahora denominado Campeonato del Mundo de Ruta. Del quinteto de #EspañaAtletismo que compite este domingo en Riga, Marta Pérez (milla) y Ouassim Oumaiz (5 km) están a las órdenes del manchego… que sueña con que uno de sus pupilos haga historia y gane la medalla que a él se le escapó a falta de 300 metros.