Dani Arce como sinónimo de control. Como ejemplo de consistencia. Como tratado de efectividad. Ganó la segunda semifinal de los 3000 metros obstáculos con esa sensación de ausencia de esfuerzo que transmiten los espíritus en paz, los cuerpos en forma. Flanqueó la meta en 8:21.46, tres centésimas menos que el alemán Frederik Ruppert, sabiéndose a salvo ambos (pasaban los ocho primeros). Favorito al oro, mismo daba primero que segundo, pero cuando ganas pasas por el micrófono a pie de pista y ahí ‘el caimán’ lució desparpajo y se embolsó a la afición, lo que no es poco de pavo de cara a la final del lunes (22:00), cuando intentará que “Italia me devuelva lo que me debe”, en referencia a la medalla de bronce que le aguarda (aún no existe comunicación oficial por parte de European Athletics) por el positivo del transalpino Ahmed Abdelwahed en Múnich 2022, cuando el burgalés arribó cuarto. Mientras tanto persigue otra al estilo clásico, en el tartán, sabiendo que es el mejor europeo del año y si consigue ratificar tal condición le aguarda el podio, la bandera, las fanfarrias, los aplausos… como deber de ser, por más que el dopaje a veces se empeñe en postergarlo.
En la misma carrera Fernando Carro escribió un nuevo capítulo en su libro de infortunios sobre una prueba que a menudo tortura a quienes la aman. La primera fase de la prueba la disfrutó junto a Arce, en cabeza, dueños de la situación, pero en el último tercio una caída próxima lo descentró física y mentalmente. Isquio tocado, tibia sangrante, mente descolocada. Aguantó, porque a duro le ganan pocos o ninguno, pero justo antes del toque de campana las molestias le impideron impulsar y se tragó el obstáculo. Los dolores en el abdomen eran terribles. A pesar de ello dio un paso, dos, tres… pero no llegó a escuchar el tañir de la campana y se desplomó junto a la calle cuatro, sin fuerzas siquiera para retirarse (le tuvieron que ayudar los jueces viendo que el sprint final se desencadenaba a principios de recta).
En zona mixta se mostró tan abatido como luchador, con ganas de revancha, de París. Con él es la historia es muy clara; si desconfías pierdes: “Estoy bien, anímicamente no tanto porque la verdad, es un poco putada, pero es cierto que el tatuaje de la pierna ha parado la herida. No sé cuándo ha sido, supongo que poco después del ecuador de la prueba, cuando se me ha caído un atleta delante y he tenido que dar un doble salto. Me ha dado un tironcillo en el isquio y me ha sacado de carrera. He empezado a crispar progresivamente hasta que me he encontrado un obstáculo y no he podido levantar la pierna… así que me lo he llevado por delante. Creo que es la primera vez que me pasa en mi carrera deportiva, ser yo el que me choco con el obstáculo, pero nos recuperaremos de esta y en el momento en que esté bien retomaremos la temporada con el objetivo de darlo todo en París. Estos últimos meses me había repuesto en mi prueba, ganando confianza, atacando bien los obstáculos y la ría, por eso me da mucha rabia, este campeonato era una buena oportunidad para agradecer a la Federación y la gente que han estado conmigo en los momentos tan complicados tras la operación bilateral de tendón de Aquiles. Quería que nos llevásemnos una alegría pero me voy a ir sin sal, sin aquello que venía buscando… parece que la vida quiere que siga trabajando, picando en la mina. Esa es la conclusión que saco de esta carrera: no siempre somos nosotros los dueños de nuestro destino”.
No le fue mucho mejor, aunque por suerte aquí la sangre no llegó a la ría, al campeón continental sub 23 Alejandro Quijada. Se dejó ver en la parte noble de la carrera en el prólogo pero fue perdiendo posiciones paulatinamente a medida que se acercaba el epílogo. Fue 14º con 8:46.70, lejos de los 8:24.38 que figuran en su hoja de servicios como personal best desde el 30 de abril del corriente. Por supuesto, la decepción tenía más que ver con las sensaciones -no poder exhibir talento, trabajo y valía en un gran escenario- que con el crono: “Me siento un poquillo con ganas de más. Me he encontrado bien al principio, venía bastante confiado, aunque es verdad que durante las últimas semanas he tenido un poco de molestia en un peroneo… pero eso no me ha quitado poder entrenar. Cuando el resto se empezó a mover, a incrementar el ritmo, me decía: aguanta que luego rematas. Pero no me encontraba fluido, se me han hinchado las piernas e iba muy alto de respiración, así que no he podido acabar como quería. Es parte del aprendizaje, es mi primer campeonato absoluto y espero seguir viniendo para hacerlo mucho mejor”.
Fue extraña la carrera para la plusmarquista nacional de 60 y 4 x 100. Para empezar, los jueces le mostraron a Maribel Pérez una tarjeta amarilla por salida falsa. Luego un pinchazo en el aductor acabó por descentrarla, pero la experiencia es un grado, que sirve por ejemplo para acabar cuarta con 11.41, el decimotercer tiempo de los 14 que avanzaban a semifinales (mañana a partir de las 21.13). En esto del atletismo, ya se sabe, 24 horas son un universo, así que la sevillana puede seguir soñando con reeditar la final de Múnich 2022.
Cerró la actuación matutina una de las joyas de España Atletismo. Berta Segura lideraba su serie de 400 metros bien entrada la última recta, cuando el ácido láctico decidió hacerle una visita de cortesía. Por suerte se quedó poco, lo justo para ser sobrepasada por sólo dos rivales. Su tercera plaza vino acompañada de nueva marca personal, 51.92, certificando que su techo está mucho más arriba que, por lo menos, el del Estadio Olímpico de Roma. Pasó a semifinales (mañana desde las 20:05) con el cuarto crono de los 12 que entraban.
Las golden bubbles del 4x4 tienen mucho que celebrar con la nueva marca personal de @bertaseguura 🥹 Un éxito compartido siempre sabe mejor 🤝🏼🫶🏼 #EspañaAtletismo #PasiónPorCompetir pic.twitter.com/5eEOF65Cqa
— atletismoRFEA (@atletismoRFEA) June 8, 2024
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