El triunfo histórico y redentor de Valentí Massana en Stuttgart 1993

Primer oro para #EspañaAtletismo en un Mundial
Miércoles, 12 de Julio de 2023
Antonio Aparicio
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Valentí Massana en Stuttgart 1993
RFEA/Miguelez Team

Este verano se cumplen 40 años de la primera edición del Campeonato del Mundo de atletismo al aire libre… y 30 años de la primera medalla de oro que conquistó #EspañaAtletismo en la competición. Su artífice fue Valentí Massana Gràcia (Viladecans, 5 de julio de 1970), que en los 20 km marcha de Stuttgart 1993 se llevó una victoria tan importante para nuestro deporte (y para un sector de marcha que cosechó nada menos que cuatro de los cinco metales que obtuvo nuestro país en tierras alemanas) como para él mismo.

Massana vive del presente. Sin ir más lejos, este fin de semana asistió al Campeonato de España Sub23 en Tarragona, donde, entre otras cosas, estuvo supervisando una prueba con el sistema electrónico de juzgamiento de la marcha RWECS (desarrollado en la Universidad Politécnica de Cataluña) que, según asegura, fue “todo un éxito”, y confía en que esta y otras pruebas sucesivas durante estos dos próximos años desemboquen “lo antes posible” en la aplicación del sistema en las competiciones por parte de World Athletics. Además, el plusmarquista nacional de 50 km marcha sigue entrenando a marchadores en el CAR de Sant Cugat. Y lo hace muy bien… como demuestra que una pupila suya, Cristina Montesinos, esté preseleccionada para debutar en un Mundial en los 35 km marcha de Budapest tras una progresión meteórica que, en apenas dos años, la ha llevado a situarse cuarta española de siempre en los 35 km (2:45:58, con bronce individual incluido en el Campeonato de Europa de Marcha por Equipos de Podebrady 2023) y a llevar su tope en los 20 km de 1:43:15 a 1:30:39 (novena española de la historia).  

Pero este gran amante de la marcha no se olvida del pasado. Y está encantado de contar en esta entrevista los intríngulis de su histórico oro en Stuttgart y por qué concede tanta importancia a ese logro frente a su dolorosa descalificación en la cita olímpica precedente… y a su medalla de bronce en la cita olímpica posterior.

Valentí, tras haberte proclamado campeón europeo y subcampeón mundial en categoría junior (ahora sub20), en tus tres primeros años como internacional absoluto lograste sendos quintos puestos en el Europeo de Split 1990, el Mundial en Pista Cubierta de Sevilla 1991 y el Mundial de Tokio 1991… seguidos por esa famosa y dolorosa descalificación en los JJ.OO. de Barcelona 1992. A tenor de esos precedentes, ¿con qué objetivo acudías a Stuttgart de entrada?

Mi único objetivo en Stuttgart era ganar una medalla para resarcirme de la descalificación del año anterior. Pero llegué muy bien física y mentalmente, y me planteé que el oro era la única que me valía, dadas las circunstancias.

¿Cómo fue tu preparación para ese Mundial, en unos meses previos en los que ya quedaste segundo en la Copa del Mundo de Monterrey? ¿Dirías que alcanzaste tu mejor momento de forma hasta entonces?

Sí. Casualmente sufrí una distensión en el isquiotibial derecho 27 días antes de la competición, que me obligó a estar unos 10 días parado. Pero al volver a entrenar, hice un pico de forma increíble. Nunca antes había llegado a un campeonato en tal estado de forma y tan bien preparado.

¿A qué rivales temías más a priori, y con qué estrategia afrontaste la primera parte de la prueba?

A mis rivales históricos: al ruso [Mikhail] Shchennikov [entonces vigente subcampeón mundial], al italiano [Giovanni] De Benedictis [entonces vigente bronce olímpico], al bielorruso [Yevgeniy] Misyulya [entonces vigente bronce mundialista]… Y tengo que decir que fue todo un honor competir contra el eslovaco [ya muy veterano por aquel entonces] Jozef Pribilinec, campeón olímpico de 20 km marcha en Seúl 1988.

Tu marca victoriosa fue bastante discreta (1:22:31). ¿Por qué? ¿Cómo fueron las condiciones meteorológicas ese 15 de agosto en tierras alemanas?

Hacía cierto calor, pero no excesivo. Aun así, la marca fue discreta porque la primera parte de la prueba fue muy lenta, sobre 42:30 aproximadamente. El grupo era muy numeroso en el km 10, prácticamente estábamos todos. Y tardamos en despertar… La segunda parte solo fue rápida por los últimos tres kilómetros, cuando realicé el cambio final.

En cambio, tu triunfo fue incontestable, con 35 segundos de ventaja sobre el subcampeón, el italiano Giovanni De Benedictis. ¿Cómo recuerdas los momentos clave de la prueba en los que se fraguó tu victoria?

Exactamente en el km 17,5 cambié con todas las fuerzas que me quedaban en la recámara; creo que del 17,5 al km 19,5 hice marca personal en 2000 m marcha: 7:33. A falta de 500 metros, un minuto antes de entrar en el estadio, ya me vi vencedor porque la ventaja que llevaba a mis más directos rivales era muy grande, prácticamente insalvable.

Una victoria que deparó, nada más y nada menos, el primer oro para #EspañaAtletismo en la historia de los Mundiales. ¿Cómo valoraste entonces ese éxito, y qué supuso para el resto de tu carrera?

Lo necesitaba de una manera casi vital. Fue quitarme la espina de Barcelona 1992. Fue constatar que también podía ser uno de los grandes de la marcha, que supieran que se tenía que contar conmigo para el podio a partir de entonces. Y supuso un punto de inflexión en mi carrera deportiva sin duda alguna.

Tu oro llegó en marcha, donde ya se habían cosechado dos de las cuatro medallas anteriores en Mundiales (ambas a cargo de quien luego fue tu entrenador, José Marín). Para colmo, Daniel Plaza fue bronce (1:23:18) y Jaime Barroso cuarto (1:23:41). Y la fiesta de la disciplina se redondeó seis días después con el oro de ‘Chuso’ García Bragado en los 50 km…

Sin olvidar que [un día antes] Encarna Granados fue bronce en los 10 km marcha femeninos. Fue algo histórico, tremendo, una singularidad dentro de las estadísticas, y muy difícil que se repita. Y el impacto fue genial, porque la marcha se reivindicaba de manera incontestable como la disciplina más exitosa del atletismo español. Se le debe mucho a la marcha española, y eso no puede caer en el olvido.

Tu balance en Mundiales fue muy sólido. En cinco participaciones, nunca bajaste del sexto puesto. Y además, lograste una segunda medalla en Goteborg 1995. ¿Qué sabor te dejó esa plata dos años después de ganar el título en Stuttgart?

Debo decir que en Goteborg estaba físicamente incluso mejor que para Stuttgart; tan bien que no me concentré en “leer” bien la prueba y tener paciencia. El segundo puesto me dejó un sabor agridulce porque ahora sé que podía haber ganado con un poco más de cabeza. Respondí a todos los ataques, uno tras otro, del mexicano Daniel García (a la postre descalificado), y al final ya no tenía fuerzas para responder a un italiano desconocido hasta entonces, Michele Didoni, que nadie contaba con él y que nos pasó en los últimos dos kilómetros como una flecha, mucho más fresco de lo que iba yo.

Amén del bronce europeo en Helsinki 1994, tu otro gran éxito fue el bronce en los JJ.OO. de Atlanta 1996; esta vez en los 50 km, la ya extinta prueba donde serás para siempre el plusmarquista español con tus 3:38.43 de 1994. ¿A qué concedes más valor, a tu título mundial o a tu medalla olímpica, y por qué?

Sé que para el público en general la medalla de los JJ.OO. es lo más importante. Pero yo siempre me he considerado un profesional del atletismo, y como profesional tengo que valorar mejor el oro del Mundial. Tanto en los Mundiales como en los JJ.OO. estamos los mismos en la línea de salida, y un oro vale más que un bronce. De todas maneras, lo que más valoro es tener un metal en todas las grandes competiciones de verano: Europeos, Mundiales y JJ.OO. Y aún más conseguir medalla durante cuatro años consecutivos; eso sí que es difícil.

Por último, ¿tienes alguna otra anécdota curiosa que quieras reseñar relacionada con esa histórica actuación en Stuttgart?

Mis padres estaban ese día en el estadio cuando yo entré en primera posición, y no podían creérselo; fue muy emotivo también para ellos porque sabían lo que yo ansiaba esa victoria. De hecho, saber que ellos estaban en las gradas esperando la entrada de los marchadores me dio también fuerzas para hacer ese último cambio tan enérgico y ganar. Un pedacito de la medalla también es para ellos.

 

HISTORIAL DEPORTIVO DE VALENTÍ MASSANA