No todos los atletas pueden presumir de haber sido vecinos de un campeón olímpico y plusmarquista mundial, pero ése es el caso de Fabián, que en su más tierna infancia compartió barrio con el gran Dayron Robles en su Guantánamo natal; quizá nacieron ahí, aún de forma soterrada, sus aspiraciones olímpicas, ésas que ya explicita sin ambages después del antequerazo de este invierno, si bien antes tiene una cita con la romana Fontana de Trevi, donde espera lanzar su moneda más allá de los ocho metros.
Fabián asombró a todo el espectro atlético con su brinco de 8.00 en el Nacional sub-23 de Antequera aquel histórico, para él, 3 de febrero de 2024: es palmario que ya aterrizó físicamente en la arena, pero le preguntamos si emocionalmente ha asimilado las maravillosas consecuencias de ese salto, “la verdad es que una sensación extraña, porque he pasado de ser un saltador de 7.50/7.60 a hacer 8.00m; tampoco puedo decir que haya sido de repente, porque ya había hecho nulos muy largos y por los entramientos sabíamos que estábamos para saltar muchísimo; está claro que todo saltador de longitud se fija en esa barrera, la visualiza y aunque pienses que algún día lo vas a conseguir, cuando ese momento llega no deja de sorprenderte; la semana siguiente al salto estaba como en una nube, pero ahora está asimilado y sé que soy capaz de más”. En ese concurso junto a sus coetáneos en territorio malacitano, Fabián transitaba en segunda posición antes de iniciarse la última ronda. Perdió una posición en ella que le dejaba un insulso bronce por toda recompensa, lo cual no satisfacía en absoluto sus aspiraciones, así que, pensado y hecho, puso toda la carne en el asador en su postrero salto, “desde siempre el sexto intento lo hago muy motivado, sé que no hay ya más posibilidades y voy a vida o muerte; recuerdo que, de alguna manera, estaba ‘deseando’ que me adelantasen en el concurso porque eso suponía una motivación extra para mí, que era lo que necesitaba y lo que me hace ‘venirme arriba’; cuando me adelantó Trujillo y me vi tercero pensé, ‘estoy donde quiero estar’, así que fui con todo y salió lo que salió (risas)”.
Siempre que un saltador lo borda, uno se pregunta cuál es el momento exacto en el que el protagonista se apercibe de que ‘la ha liado’, “ya había hecho el primer salto bastante largo, pero fue nulo y había caído muy cerca de un cartel azul de Joma, que debía estar situado en 8m más o menos y pensé, ‘ahí es donde quiero volver a caer en un salto válido’; en ese sexto salto salió todo fácil, perfecto, recuerdo estar en el aire, muy arriba y me parecía estar levitando, con tiempo de sobra para hacer el ‘tres y medio’…es una sensación difícil de describir; ahí ya sabía que el salto era bueno y el caer a la altura del cartel de Joma fue solo la confirmación; debí ajustar muy bien además, porque tardaron un poco en darlo como válido”. Sondeamos a Fabián sobre si emplea alguna táctica a lo largo del concurso, “el primero salto intento que sea largo, suelo arriesgar para intentar dejar las cosas claras, y el cuarto y el quinto intento que sean la previa de una gran última tanda”, saldándose así el siempre proceloso ejercicio de autoanálisis, “mi punto fuerte, sin duda, creo que es la batida: meto el pie y me voy para adelante y para arriba, aplico bien la fuerza y lo que más tengo que mejorar es la velocidad y la entrada a tabla, acelerar en esos últimos tres apoyos; también la caída, hay veces que no me da tiempo a caer después del tres y medio”.
Su primer deporte fue el balompié, pero gracias a su amigo de instituto David Carbón, bronce sobre 200 m en ese mismo Nacional de Antequera, cambió las botas por los clavos y empezó a ejercitarse en la escuela del club atletismo Leganés, pasando un año después a entrenar bajo la égida de Miguel Ángel García Quintana, ‘Miki’, primero en Orcasitas y actualmente en Majadahonda, “empecé haciendo altura y velocidad, pero un día me inscribí para saltar longitud, el día antes taloné un poco, me lo pasé muy bien en la competición y ya decidí quedarme ahí”. No pocos factores han coadyuvado para alcanzar esa cota mágica de los 26.25 pies y Fabián nos apunta algunos de ellos, “llevo un año y medio trabajando con un nutricionista, al principio el objetivo era perder un poco de peso, afinar lo máximo posible y ahora estamos ganando masa muscular y fuerza; creo que estoy fuerte, pero en comparación con otros saltadores aún me falta fuerza y en eso estamos ahora en el gimnasio; además, he mejorado este año en velocidad (6.93 en 60m) pero es cierto que en los saltos me cuesta entrar a la tabla a la misma velocidad que voy en las series, donde me suelen tomar marcas manuales de 6.5 o 6.6; en el pasillo voy un poco ralentizado, me cuesta ir a 10m/s, es una especie de bloqueo mental por miedo a lesionarme, ya que yo solía entrar a tabla de talón y eso me producía frecuentes lesiones, me reventaba el talón, sufría de fascitis plantar, etc., pero estoy trabajando en ello y ya este año he notado una mejoría”. De bien nacidos es ser agradecidos y glosa la figura de su entrenador, “estoy encantado con Miki, es quien me ha llevado a saltar ocho metros, el que me da caña todos los días (risas) y el que me enseña a diario, así que respeto máximo y espero que nos queden muchos triunfos aún por compartir”. Las matemáticas no fallan y nos cuenta Fabián un dato estremecedoramente positivo, “solemos comentar que, desde que entreno con él, cada año mejoro muchísimo, prácticamente 30 o 40 centímetros y lo que empezó siendo una broma va camino de convertirse en realidad porque sigo mejorando casi cada temporada bastante”; para quien piense que exagera, ahí va su meteórica progresión, 7.08 (2020), 7.48 (2021), 7.63 (2023), 8.00 (2024)… por ahora.
Tras esos rutilantes 8.00 se presentaba Fabián en el absoluto de Ourense como principal favorito a la medalla de oro, máxime cuando se supo que el archicampeón Eusebio Cáceres no sería de la partida, pero no llegó físicamente al 100%, “para ese campeonato yo quería olvidarme de que había hecho 8.00, simplemente quería ir, disfrutarlo, y hacerlo lo mejor posible, pero el jueves siguiente a Antequera me lesioné de la lumbar, salté en la Copa Joma con la lumbar reventada y apenas entrené antes de Ourense, para al menos llegar descansado”; finalmente, un salto de 7.47 le valió una plata que, lejos de decepcionarle, pone en sabia perspectiva, “valoro la progresión que he tenido en los absolutos: mi primer nacional fue también en Ourense hace dos años, hice dos nulos y un salto corto, en Torrent el verano pasado fue la primera vez que pasé a la mejora y ahora soy subcampeón de España, creo que debo estar muy contento de ello, aunque al aire libre lucharé por conseguir el oro”. Ese Nacional de aire libre en La Nucía se presenta apasionante, con Fabián como feroz aspirante al trono que en los últimos años han alternado Eusebio Cáceres, Héctor Santos y Jaime Guerra y lo único evidente es que los cuatro no caben en el pódium, “ojalá estemos los cuatro allí y veamos el mejor ‘show’ posible, eso sería muy divertido”; cuando le damos a elegir entre quedar cuarto con marca personal de, por ejemplo, 8.08 o ser campeón con unos más modestos 7.90, responde, “si salto 8.08, aunque fuese cuarto, significaría que el concurso ha salido increíble, creo que preferiría ser cuarto saltando mucho que campeón saltando 7.90” y comenta sobre sus contrincantes, “de Eusebio destacaría su constancia, siempre está ahí, da igual que vaya a un campeonato con una marca discreta, nunca me fiaría de él, me encanta ver la velocidad con la que entra a tabla; con Héctor he coincidido poco en competición, pero me impresiona bastante su batida, mete el pie y vuela ocho metros por encima del cielo y cae, me gusta mucho cómo salta y Jaime… Jaime es un cachondo (risas), me cae muy bien, me gusta verle saltar porque es puro arte”.
Curiosamente, Fabián solo puede presumir de haber vestido la zamarra roja de #EspañaAtletismo en una ocasión, el ya lejano en el tiempo Europeo sub20 de Tallin 2021, declarándose deseoso de incrementar esa estadística, “sí, la verdad es que tengo muchas ganas de volver a ser internacional; el año pasado me quedé a solo dos centímetros de la mínima para el Europeo sub23, siempre es un gustazo representar a tu país”. Si bien es cierto que se puede considerar a Fabián más español que la tortilla de patata, nos sorprende cuando comenta, “yo nací en Cuba, en Guantánamo, recuerdo que vivía enfrente de donde vivía Dayron Robles; primero se vino mi abuelo a España y al año siguiente, en 2008, ya vine yo con mis padres”. La pertenencia al club de los ocho metros ha provocado que recalcule sus objetivos, “antes de empezar la temporada el objetivo era el Europeo de Roma, pero ya tengo la mínima de la Europea y creo que tengo bastantes posibilidades de ir allí; por lo demás, recuerdo que a principios de temporada tuve que rellenar para mi psicólogo una ficha indicando los objetivos de 2024 y me tiré a la piscina poniendo también los Juegos Olímpicos, aunque en realidad ni remotamente me planteaba ir a París, pero visto lo visto, ¿por qué no soñar? Creo que hay que empezar a considerarlos como un objetivo realista esta temporada”. La mínima está fijada en 8.27, una empresa que, siendo ardua, considera más factible que entrar por World Ranking, “es complicado encadenar cinco buenas competiciones que estén en el calendario, casi veo más factible conseguir un milagroso (risas) 8.27; dicho eso, me gustaría estar constante sobre entre 7.70 y 7.90 porque el tema es que he pasado de tener 7.63 a saltar 8.00 y nunca he hecho 7.70, ni 7.80, ni 7.90; estoy seguro de que si soy regular en esas marcas cualquier día puedo coger un salto más largo e irme muy lejos”.
Analizando el panorama internacional, comentamos el hecho de que las mejores marcas de todos los tiempos, empezando por los 8.95 de Mike Powell y siguiendo por las prestaciones de Carl Lewis o Iván Pedroso, continúan incólumes en lo alto de los rankings 30 años después, “la época dorada de esos saltadores es difícil que se repita porque eran atletas fuera de lo normal; ahora se salta 8.40 u 8.50 y son muy buenas marcas, pero es que veo imposible ahora mismo que se supere ese récord de 8.95m, es una barbaridad” y se posiciona claramente sobre el candente debate acerca de un posible cambio de regla en su especialidad fetiche, “creo que el poner una zona de batida no es un cambio necesario, se supone que sería para aumentar la emoción y la visibilidad de la prueba, pero le quitaría la gracia del saber talonar, pienso que está bien como está”; sobre sus objetivos para el conjunto de su carrera deportiva, comenta, “me encantaría poder vivir unos años del atletismo y, a nivel de marcas, ¿quién no sueña con batir el récord de Yago Lamela (8.56)?”. Si alguien pronuncia hoy en día en un corrillo atlético el nombre de Fabián, todos los pensamientos se dirigirían al aún plusmarquista español de los 10.000 m, pero el vecino de Dayron Robles aspira al co-liderato semántico, “él siempre va a ser recordado, su legado no va a disminuir por mucho que yo logre, a mí me gustaría hacerlo muy bien para hacerme un hueco en mi campo, el salto de longitud”; de momento, las expectativas son más que ilusionantes, siendo ya el 15º español que ha alcanzado los 8.00m.
DE BLANQUER A MESA | ||||
Todos los saltadores de longitud españoles que han superado los 8 metros (POR ORDEN CRONOLÓGICO) | ||||
1º | 27.5.1976 | Rafael Blanquer | 8.01 | Madrid |
2º | 11.6.1978 | Antonio Corgos | 8.05 | Bydgoszcz (POL) |
3º | 25.5.1980 | Alberto Solanas | 8.00 | Madrid |
4º | 01.2.1986 | Jesús Oliván | 8.00 pc | Madrid |
5º | 03.2.1990 | Ángel Hernández | 8.00 pc | Oviedo |
6º | 30.5.1998 | Yago Lamela | 8.14 | Sevilla |
7º | 30.5.1998 | Raúl Fernández | 8.17 | Sevilla |
8º | 13.6.2001 | Antonio Adsuar | 8.00 | Guadalajara |
9º | 17.7.2004 | Joan Lino Martínez | 8.15 | Madrid |
10º | 17.5.2008 | Luis Felipe Méliz | 8.00 | Castellón |
11º | 20.6.2009 | Eusebio Cáceres | 8.00 | Leiria (POR) |
12º | 15.6.2014 | Jean Marie Okutu | 8.01 | Pontevedra |
13º | 01.6.2019 | Héctor Santos | 8.00 | Zaragoza |
14º | 30.4.2022 | Jaime Guerra | 8.08 | Lleida |
15º | 03.2.2024 | Fabián Mesa | 8.00 pc | Antequera |
compilado por Miguel Villaserñor |