El día 19, en Madrid, ha fallecido a los 89 años Jesús Rancaño. Un cuatrocentista de raza que brilló a finales de los años 50. Había nacido en Madrid el 12 de marzo de 1936, y sus comienzos atléticos se produjeron en 1955, corriendo 100 metros. Pero ya al año siguiente, alarga las pruebas a las que se dedica y se deja ver en el panorama nacional. De hecho participa en el Campeonato nacional, celebrado en Oviedo, aunque cae eliminado en las series de 400 metros, al ser tercero con unos modestos 52.8, su mejor marca del año. Representaba al Canguro, su club a lo largo de su carrera, y le entrenaba Rafael Cavero, que habría de ser muchos años presidente federativo.
En 1957, su nivel ha mejorado, y en el mes de mayo se estrena con la selección española, en dos encuentros que se celebran en la Ciudad Universitaria madrileña. Primero contra Francia Sur, donde queda cuarto en 400 pero gana el relevo largo, y después en un encuentro desequilibradísimo frente a la República Federal Alemana, donde vuelve a ser cuarto en 400, y también lógicamente pierde en el relevo. Pero en julio en los Campeonatos nacionales en la Coruña ya gana su serie en los 400, con 51.2, y es cuarto en la final con 51.6. Su mejor marca del año es 50.5. Sigue progresando en 1958, y lleva su marca a 50.2, aunque falla en el nacional, cayendo en la eliminatoria.

Y en 1959 se produce la gran explosión: hasta cinco veces viste la camiseta nacional, y por tres veces consigue el récord de España. Vayamos por orden. El primer récord llega en Madrid, en la Ciudad Universitaria, el 12 de julio, en una ocasión importante: el I Trofeo Canguro. El récord pertenecía al gallego Ramón Rodríguez, que allá en 1946 había registrado 49.0 en la pista de 500 metros de Montjuic. Pues bien, Rancaño consiguió mejorar esa marca con 48.9, con un segundo de ventaja sobre José Luis Martínez. Una semana después ambos se encontrarían de nuevo en Tolosa, en el Campeonato de España. Y ahí se cambiaron las tornas: se impuso Martínez a Rancaño, con 50.1 y 50.5 respectivamente. En agosto, dos encuentros internacionales. Primero en Viena frente a Austria, donde el día 8 gana los 400, y al marcar 48.8, bate su propio récord nacional, ganando por la mínima a Martínez, que es segundo con 48.9. Al día siguiente el relevo formado por Rancaño, Fernando Bremón, Gómez de Velasco y Martínez gana con 3:16.1, y bate los 3:18.9 del vigente récord de España. A la semana siguiente, encuentro frente a Portugal en San Sebastián, y tres victorias de Rancaño: en 400 con 48.9, y en ambos relevos. El 4 de septiembre en Turín iguala su récord en los Juegos Mundiales Universitarios, al quedar cuarto en una eliminatoria, con 48.8. Una semana más, y España se enfrenta a Suiza en Barcelona, pero sólo puede ser tercero en 400 y segundo en el relevo. La temporada será muy larga. En octubre participa en un encuentro entre España Norte y Francia Sur en San Sebastián, con segundo puesto en los 400 y primero en el relevo, y a continuación va a Beirut a los Juegos Mediterráneos. Tras caer en la serie de 400, consigue un sorprendente récord de España en el relevo 4x100, en compañía de Martínez y de los velocistas Campra y Albarrán, al quedar terceros e igualar los 42.2 que otro cuarteto había conseguido en agosto en Viena. Por último con el relevo largo España queda cuarta.
El último gran año atlético de Rancaño es 1960. Lo mejor llega en el II Trofeo Canguro, el 16 de junio, donde consigue la victoria y su mejor marca de siempre al batir con 48.5 su propio récord de España. El campeonato de España se celebró en Barcelona, y tras ganar la serie con 50.2, la final se disputó en tales condiciones por la lluvia que al borrarse las líneas se corrió en calle libre. Se impuso un valor emergente, Virgilio González Barbeitos, y Rancaño quedó segundo con 50.9. En julio en San Sebastián, en un festival preolímpico, junto con Barbeitos, Martínez y Ramón Pérez batieron el récord del relevo largo con 3:15.9. En el aspecto internacional, acudió a los I Juegos Ibaeroamericanos, en Santiago de Chile, y con Pérez, Martínez y Atilano Amigo, quedaron terceros en 3:15.6, batiendo de nuevo el récord de España.

En 1961 ya su nivel en los 400 metros baja, pero él baja de distancia. Con la selección participa en tres encuentros más, los últimos. En junio frente a Francia en Madrid, corriendo 200 metros. Aunque queda cuarto, su marca de 21.9 es su marca personal, y la segunda española del año. En julio contra Italia en Belluno, otra vez corre los 200 y el relevo largo, y finalmente contra Portugal en Lisboa, otra vez en el relevo 4x400 metros. En los 400 metros, en abril Jaime López Amor, y en mayo Barbeitos, han igualado el récord de Rancaño con 48.5. Pero a partir de ahí Barbeitos logra sucesivamente 48.2, 48.1 y 47.8. Así llegan al Campeonato nacional el 15 de agosto en Barcelona. Y se impone Barbeitos con un récord más, ahora 47.5, por delante de López Amor, y tercero Rancaño con 49.2.
El año 1962 será el último de su carrera atlética. Ya no acude al nacional, ni compite con la selección. Pero su mejor actuación del año tuvo un curioso aspecto, a la vez nacional e internacional. Participó en junio en los British Games, en Londres, algo inhabitual en la época, y con 49.16 estrenó el historial español eléctrico.

Pero llegaba ya el momento de pasar a la vida civil. Se había licenciado en Ciencias Químicas, y comenzó trabajando en ENOSA, la Empresa Nacional de Óptica, creada por el INI por iniciativa de Otero Navascués. De allí pasó como directivo a Phywe España, una empresa dedicada a la fabricación de recursos educativos; y allí siguió hasta su jubilación.
Desde la RFEA queremos mostrar nuestro más sincero pésame a su familia, amigos y a todo el atletismo madrileño.
Descanse en paz.
