Fátima Blázquez es una de esas muchas mujeres que rompieron esquemas y abrieron el camino en el deporte profesional español para que las que vinieran después tuvieran menos piedras en el camino, aunque todavía siga habiendo más de las que nos gustaría.
Fátima nació en Salamanca hace 48 años y desde pequeña fue una niña deportista. Su padre había sido boxeador primero y luego organizaba campeonatos de boxeo y era árbitro internacional. Sus hermanos hacían deporte variado, pero no destacaban por encima de los demás. Fátima se hizo ciclista desde muy pequeña y un poco por azar, porque hacía muchos deportes, uno de los que más el fútbol, tuvo una lesión importante en un tobillo y por ello tuvo que ser escayolada. Aquello se complicó luego con esguince seguido, empezó a montar en bici como alternativa, se encontró a gusto, fortaleciendo y entrenando cada vez más sobre las dos ruedas y al poco se apuntó a una carrera que ganó.
Ciclista internacional nada más empezar
“Tenía 16 años. De mayo a agosto empecé a conocer más el mundillo, fui a una carrera a Valladolid y la gané también y allí estaban las chicas de la selección española, por lo que me concentraron para el Premundial del momento y de allí fui para Atenas, la primera vez que montaba en un avión, mi primera internacionalidad… pasé en cinco meses de empezar a montar en bici a ir a un Mundial”.
Cambió en ese momento su dinámica vital: entrar en la selección nacional, concentraciones en la Blume previas a los Juegos Olímpicos de Barcelona 92, “y aunque yo sabía que no iba a ir a los Juegos, porque era demasiado joven y había compañeras más consolidadas, aprendí los sinsabores de unas concentraciones durísimas, con un entrenador ruso que lo único que buscaba era nuestro resultado, sin importarle nada más, y eso te marca, porque aquel hombre apenas tenía sentimientos. La viví con mucha ilusión, con gran convivencia con las compañeras, pero fue muy duro”.
Fátima inició así su etapa profesional primero en un equipo cántabro, luego en uno portugués, hasta fichar por el poderoso Alfa Lum italiano, el que se había hecho famoso en los medios españoles años antes por fichar a Marino Lejarreta.
“Yo quería haber estudiado Fisioterapia, pero no pude entrar porque tuve un accidente bastante serio con la bici justo antes de la Selectividad y me afectó, pude entrar en Magisterio de Educación Física, y luego entré en INEF y además me formé después en el Máster de Alto Rendimiento del COE”.
Olímpica en Atlanta y Sídney
Los Juegos de Barcelona la cogieron demasiado joven pero a Atlanta 96 pudo ir y cumplió ese sueño de todo deportista: “Me gustó mucho la convivencia con otros deportes, el ambiente, pero luego la carrera era fea, éramos solo 45 en línea de salida e iba escapada en cabeza con otras tres rivales, y en una de las curvas de bajada me caí y se fue todo al traste, pero fíjate lo que más rabia me dio fue el trato que se dio en los medios de comunicación, porque se frivolizó con ello, parecía como gracioso y divertido que me hubiera caído. Eso me fastidió mucho y me costó bastante después volver a entrenar, hasta que la cabeza volvió a estar bien”.
Fátima acumuló como ciclista notables éxitos, ya que a los Juegos de Atlanta hay que sumar los de Sídney, ocho Campeonatos del Mundo (desde 1992 y 2000, todos menos el 98) y tres Europeos. Ganó la Copa de España en 2003 y 2004, fue subcampeona de España en ruta en 1994, 2004 y 2008; disputó ocho Giros de Italia (1996 a 2003) y seis Tours de Francia (1994 a 2001). “Era buena escaladora, pero lo que realmente fui es buena gregaria de mis líderes, especialmente de Joane Somarriba, con la que gané dos Giros y un Tour. A título particular gané una etapa en el Giro de 2002, y curiosamente el día anterior había sido última. Ya sabes, el cuerpo a veces no responde. Y al día siguiente me escapé para evitar quedarme descolgada como el anterior, pero ese día sí me encontré bien y fui en solitario 80 km y gané. En la Vuelta al País Vasco 2001 gané yendo escapada con Joane y otra compañera de equipo italiana, y como siempre había trabajado para ellas, decidieron que ganara yo ese día, y ese gesto me hizo mucha ilusión”.
“Viví una época de despertar del ciclismo femenino, pero tuvimos mucho apoyo por parte de la Federación Española, nos sacaron mucho a competir fuera y así fuimos creciendo. Luego hubo cambio de dirigentes y la cosa no fue igual, dejaron de apoyar al ciclismo femenino como hasta entonces y se vino abajo todo lo bueno hecho hasta ese momento. Yo tenía 26-27 años y nos decían que éramos ya mayores, y aunque seguíamos ganando muchas cosas se nos empezó a apartar del equipo, por lo que la ilusión ya no era la misma. Vine a Ibiza a competir una prueba de BTT en 2003 y tuve una caída fea, con herida abierta, un golpe muy fuerte, y me tuve que quedar inmovilizada en la isla un tiempo sin poder viajar. Así conocí esto y decidí quedarme a vivir aquí; me ofrecieron empezar a trabajar marcando rutas, haciendo de guía en caminos, y me quedé hasta ahora”.
Fin del ciclismo, residencia en Ibiza e inicios en el trail running
Empezó así una nueva vida para ella, que conoció a su pareja, aficionada a la carrera a pie y el trail running. Pero antes, en aquella parte final de su carrera como ciclista empezó a competir en BTT, en triatlón y duatlón, haciendo podios en varias competiciones importantes, siendo incluso medallista en algún campeonato de España, aunque ya dejando de viajar al extranjero a grandes pruebas internacionales.
“Empecé igualmente a ser entrenadora en un gimnasio y hacía entrenamientos personales a gente de un alto nivel económico, que me pedían salir a correr con ellos… y así me inicié con la carrera a pie, porque jamás había corrido en mi época de ciclista. La verdad es que lo asimilé bien, porque claro, los tiempos de la carrera eran muy cortos para mí, sufría con los tobillos, periostios, etc., y reducía la carrera continua a una hora y nada más. Y como entrenadora de atletismo me fui formando, con todos mis conocimientos del ciclismo y leyendo muchos artículos, revistas… Era un trabajo bonito para mí”.
Como corredora no se le daba mal y en Ibiza “al ser muy pocas las que corríamos, pues siempre solía estar delante, pero no era tanto por mi mérito. Me defendía bien, pero a nivel local, sin más, y sí que veía que cuando hacía un duatlón, pues corría bien respecto a la media”.
Al ámbito del trail running llegó de forma tardía y casi por casualidad: “Salir a correr por la montaña en Ibiza es muy agradecido porque tenemos un entorno fantástico, además, me di cuenta rápido de que en el trail running no miras el crono, no vas pendiente de ritmos, y eso es algo que me gusta mucho”. Poco después le surgió por contactos que tenía por su trabajo con el Consell Insular proponer hacer una carrera innovadora de trail running por etapas en la isla… y ahí surgió su “3 Días Trail Ibiza”
3 Días Trail Ibiza, una prueba para todos los gustos
“La idea era traer a la gente ya fuera de temporada, alargar así su campaña de trail running y que venga mucha gente de fuera a los que podemos mostrar esa otra parte de la isla menos conocida, y que esto no es solo la fiesta. Este fin de semana vamos a tener casi 700 inscritos y estamos muy contentas, porque vamos subiendo poco a poco, y esto tiene una infraestructura detrás muy grande. El primer día todos los corredores hacen 10 kilómetros nocturnos, el segundo es el que cada uno elige entre diversas distancias: 10 km, medio maratón, maratón y ultra (72 km), y el último son otros 10 kilómetros diurnos para todos, además existe la opción de hacer solo una etapa (la del segundo día) y de competir por parejas mixtas o femeninas en el maratón y la ultra para fomentar el deporte femenino. El 35% de los inscritos totales son mujeres”.
Blázquez, que regenta una tienda de deportes desde hace años, desde su llegada la isla prácticamente, y sigue entrenando a deportistas de todos los niveles tanto presencialmente como a distancia, organiza aparte de esta prueba por etapas 13 carreras de trail running en toda la isla, y esto ha contribuido a aumentar la afición por esta especialidad aquí. Además la salmantina se ha convertido en la coordinadora/responsable de trail running en la Federación de Atletismo de la Islas Baleares. “Mi objetivo ha sido siempre organizar pruebas, algo duras, que no sean muy suaves, para que así cuando los que las hacen salgan fuera estén preparados para competir en cualquier lado. Solemos tener entre 200-300 atletas por prueba. Además, organizo aquí también cuatro acuatlones y otras tres travesías a nado”.
El año 2020, en plenas restricciones por la pandemia, Fátima fue la anfitriona del campeonato de España de Trail Running por Federaciones Autonómicas, que celebraba su segunda edición. Ubicó el campeonato en el marco de estos “3 Días Trail Ibiza” y todos los que tuvieron oportunidad de estar allí quedaron muy agradecidos por su labor, sobre todo por sacar adelante un evento nacional en momentos muy difíciles.
Fátima ha salido a competir fuera de “su isla”, con su pareja como aficionada al deporte, tanto en mountain bike, algún triatlón, carrera cicloturista o trail running, pero muy de vez en cuando porque sale poco de su tierra de adopción.
Su pasado como deportista de raza, de sufrimiento diario muchas horas subida en la bicicleta, le ha convertido en una mujer perseverante y tenaz en su empeño como organizadora y dinamizadora del trail running. “Siento que mayoritariamente no se valora lo que hacemos, y claro que tiene mucho que ver que sea mujer, lo he notado en reuniones, tratando con otros organizadores, pero bueno, yo sigo peleando por que se valore mi trabajo y mis conocimientos al respecto y lo seguiré haciendo en el futuro. La verdad es que aquí en el Consell sí tenemos una buena consideración y, aunque nos costó, hemos sido nombrados prueba de interés turístico, a la par que otras de deportes diversos. También doy apoyo en otros eventos al margen de los míos, en determinadas parcelas de organización que se supone controlo, y ese al final es el mejor premio que puedo tener, porque nos lo hemos currado y estamos reconocidos”.