Hablamos con María Forero, líder de una generación de atletas, antes de un Campeonato de Europa de Cross al que llega como vigente campeona continental sub20. El gran reto: pelear por lo máximo en su estreno sub23
María Forero (Huelva, 2003) es una referencia absoluta para toda esa generación de fondistas nacidos ya entrado el siglo XXI. La onubense, que entrena en León a las órdenes de José Enrique Villacorta, afronta el mes de diciembre con una fecha marcada en rojo en el calendario. Domingo día 10. Laeken Park, Bruselas. Allí afrontará su primer Campeonato de Europa de Campo a Través en categoría sub23 con la confianza sustentada en tres pilares: su título continental el pasado año como sub20, su medalla de plata en los 5000 metros del Europeo sub23 al aire libre y un estado de forma soberbio demostrado en pruebas de campo a través de categoría mundial como son los de Atapuerca e Itálica. Charlamos con ella largo y tendido de esta cita inminente y del futuro. También de cómo es su entrenamiento y de quiénes son sus contemporáneas que debemos tener presentes como referentes del futuro.
¿Qué recuerdas de tu título el año pasado en el Europeo de Cross?
Fue mi descubrimiento personal como atleta. En el Mundial al aire libre ya había sido quinta, pero nunca me había plantado en el Europeo con la seguridad que tenía el año pasado. No tenía la certeza de que iba a ganar, pero sentía algo dentro que me decía que iba a hacerlo bien. Eso sí, esperaba estar entre las 10 primeras, como mucho el top5.
Es tu primer año sub23 pero en la pista ya demostraste estar con las mejores con ese subcampeonato de Europa en 5000 m. ¿Con qué puedes soñar en Bruselas?
En verano me quité el miedo porque antes pensaba en la categoría sub23 y me parecía un mundo. Es verdad que en la pista tienes más referencias pero aquí te sueltan y no sabes cómo están las rivales. Esa inseguridad es lo que hace interesante al cross y lo bueno es que todas jugamos con las mismas cartas, sin saber nada las unas de la otras.
¿Quiénes son tus máximas rivales?
Megan Keith todavía es sub23 y si le da por correr es la favorita. También Olivia Gürth, que es la campeona de Europa de obstáculos. En realidad, me da un poco igual. Sé que quiero salir bien posicionada e ir viendo cómo va la carrera.
¿Te gusta el recorrido o prefieres todavía más dureza?
Para siete kilómetros prefiero que sea menos duro. Me gustan mucho las cuestas y bajo mucho mejor de lo que subo, por eso para mí el circuito del año pasado, sobre cinco kilómetros, fue perfecto. Los circuitos duros me van bien pero lo que no quiero es barro. Prefiero mil veces cuestas que barro.
Pregunta fácil. ¿Cross o pista?
Depende de la época. Cojo el cross con muchas ganas cada temporada y más después del invierno pasado, que fue tan especial, pero es verdad que preparo la pista con más ambición.
Otra de elegir. Vamos a pensar que ya eres una atleta absoluta consagrada. ¿Qué prefieres, ser campeona de Europa de cross o finalista olímpica en 5000?
Finalista olímpica. Aunque tenga muy buen recuerdo del cross los Juegos son otra cosa.
Hablemos de entrenamiento. Has estado concentrada en Sierra Nevada durante tres semanas, aunque no era tu primera estancia en altitud.
Sí, estuve en marzo también tres semanas y me fue bien, así que hemos vuelto.
Eres una atleta nacida en 2003 a la que la revolución del entrenamiento le ha venido dada, por así decirlo. Cuéntanos cómo entrenas, porque a veces utilizas el método noruego del doble umbral, ¿no?
Yo siempre he entrenado muy controlada porque en Huelva ya lo hacía así, quedándome siempre con un poquito en las piernas. Cuando llegué a León le puse nombre a este estilo de entrenamiento y comenzamos a cuantificarlo, con lactato o pulso, aunque en mi caso casi siempre es a través del pulso. Y en cuanto al doble umbral, empecé el año pasado pero esta temporada solo lo he podido hacer un día porque con las prácticas de la universidad [Nota de redacción: María Forero estudia tercer curso de Enfermería] no he podido doblar y en la altitud no queríamos pasarnos. La realidad es que lo meto, como mucho, un día a la semana y solo si me encuentro bien.
Otra cosa que llama la atención de tu entrenamiento es que muchas veces lo haces con música.
Hago todo con música la verdad. Me acostumbré en Huelva porque entrenaba sola. Rodando con gente no, pero si voy sola o hago entrenos específicos sí. Es muy importante y me concentra. Es que me cambia la actitud. No concibo entrenar sin música, igual que no puedo calentar para una competición sin música.
¿Y qué escuchas?
Me voy haciendo playlists. No sé, mucho Natos Waor y música de ese palo.
¿Cuál es tu prueba en pista favorita?
El 5000. Hice un buen milqui la temporada pasada, pero yo quiero ser una buena atleta en 5000.
¿Y la ruta? Cada vez vemos a más jóvenes pasar rápido al asfalto.
La ruta me gusta pero para carreras entre temporadas. No me planteo la ruta como algo prioritario.
Eres la punta de lanza de una generación brutal de atletas en categoría femenina. Si te excluimos a ti, ¿quién crees que es la mejor?
Mireya Arnedillo y Carla Domínguez. Carla es mi amiga y tengo bastante trato con ella. Tiene mucha calidad y potencial. No dejaría nunca de apostar por ella. Solo ha pasado una mala racha que podemos pasar todas en algún momento.
Y de la generación de las mayores, ¿quién es tu favorita?
Marta Pérez e Irene Sánchez-Escribano me parecen tías que transmiten muy buenos valores.
Objetivos este año. No hay Europeo Sub23 pero sí absoluto… ¿Te ves en Roma?
No sé muy bien las mínimas, sé más o menos con lo que se fue a Múnich y sí que es verdad que este año quiero apostar por competir más con las mayores. Al final todo eso viene con el trasfondo de ‘y si sale bien, por qué no estar en Roma’. Quiero hacerlo bien y ver qué pasa.
Los Juegos de París ya son otra historia.
Sí, lo veo lejano de momento. Además, con el sistema de clasificación para esos Juegos lo veo más complicado y como que no es un objetivo que yo deba tener. Es verdad que los Juegos Olímpicos no pueden ser un regalo, pero también es cierto que cada vez es más complicada la clasificación.
La última. Onubense en León. ¿Gambas o cecina?
La cecina. Mil veces.
