Hace unas semanas que anunció su retirada, pero Javier Cienfuegos Pinilla (Montijo, 15-julio-1990) siempre será eterno. Por todo lo que ha aportado a su disciplina del lanzamiento de martillo en España, y por todo lo que puede seguir aportando al atletismo en el futuro el actual alcalde de su pueblo... Aquel niño grande que desafió a la falta de medios y de tradición martillista para llegar a erigirse en plusmarquista mundial sub-20 de la especialidad; y que, a base de perseverancia, acabó dejando el récord de España con el artefacto absoluto al filo de los 80 metros (tras un 2019 fabuloso), tiene muchas cosas interesantes que contar en la siguiente entrevista:
Javier, vienes de hacer oficial tu retirada a una edad (33 años) relativamente joven; y especialmente para un lanzador. ¿Cuál ha sido el principal motivo que te llevó a esa difícil decisión, precisamente en un año olímpico?
Pues sí, es cierto que soy joven con 33 años, pero empecé con la selección nacional absoluta antes de cumplir los 18, en mi primera Copa de Europa [de Lanzamientos], y he estado compitiendo a alto nivel durante mucho tiempo. Esto quiere decir que mi espalda y mi cuerpo han sufrido muchísimos dolores. Después de 2017, donde la operación de espalda [por una extrusión discal] me salió fenomenal ―y gracias a los servicios médicos de la Federación, que hicieron un trabajo impecable conmigo―, pude acabar alcanzando mi mejor rendimiento deportivo. Pero los dolores en el último año y medio han ido a más, y es cierto que tengo la espalda muy tocada. Es una decisión tomada mirando hacia el futuro; aunque me da pena no estar en los Juegos Olímpicos de París, pero quiero tener más calidad de vida el día de mañana.
¿Solamente ha pesado en esa decisión el aspecto físico, o también han influido tus obligaciones laborales, familiares, etc?
Sólo el aspecto físico. El aspecto familiar me da pena, porque ahora mismo mi hija habría disfrutado mucho conmigo en la pista, y yo habría disfrutado muchísimo más cuando ella me estuviera viendo competir. En cuanto al trabajo, está claro que no me permite entrenar todo lo bien que te puedes entrenar sin estar trabajando, pero sabía perfectamente que este último año iba a dar todo lo posible para retirarme tras competir en los Juegos en París y en el Campeonato de Europa de Roma. Con lo cual, la decisión es únicamente por el aspecto físico.
Volvamos a los orígenes… Recuérdanos un poco cómo y cuándo empezaste a lanzar martillo, y por qué lo preferiste a otros deportes y a otras disciplinas atléticas. ¿Tuviste algún ídolo o referente en tus primeros años?
Pues empecé a lanzar en el año 2004 [con unos 14 años], porque mi entrenador Antonio [Fuentes] y mi madre se conocían. Él le comentó que estaban empezando a lanzar aquí en Montijo, y esa misma tarde fui a la pista de atletismo y me encantó lo que vi. El ambiente, las personas que estaban allí, y las ganas por aprender un deporte nuevo… Mis primeras referencias fueron Manolo Martínez y Mario Pestano, los dos grandes lanzadores que teníamos en esas fechas. Fue una sorpresa para mí cuando los conocí y empecé a compartir selección con ellos.
¿Y cómo se explica que un chaval de un pueblo extremeño de 15.000 habitantes, y en una especialidad sin ninguna tradición no ya en tu tierra, sino en España, acabase siendo en 2009 el plusmarquista mundial júnior con un lanzamiento de 82,97 metros (logrado eso sí, durante tu etapa en Madrid)?
Pues esto es lo bonito del atletismo. Donde haya cualquier persona con ganas, con buen entrenamiento, con buenas instalaciones, y si se te da bien este deporte, puedes lograr metas maravillosas. Nosotros empezamos sin jaula ni martillos, y fuimos creciendo a medida que nos fueron ayudando. Es cierto que en Madrid, de la mano de Raúl Jimeno, fue donde di el salto de calidad y empecé a pelear a nivel internacional.
Precisamente, de tu destacada trayectoria con #EspañaAtletismo nos ocuparemos en un artículo aparte, ¿pero cuáles consideras, por orden, como tus 5 mejores momentos defendiendo la camiseta española?
Primero los JJOO de Tokio 2021; segundo el Mundial de Doha 2019 (esos por resultados deportivos). Tercero el Europeo de Berlín 2018, que supuso volver a una gran competición después de operarme. Cuarto mi debut con la selección absoluta, en la Copa de Europa de Lanzamientos en Split 2008. Y quinto el debut total, en un Encuentro júnior y promesa que fui siendo juvenil a San Javier (Murcia).
Tu 2019 fue realmente extraordinario: primer martillista español en la final de un Mundial (y con puesto de finalista, 7º), 4 espléndidos récords de España (77.32, 78.16, 78.70 y 79.38), 3º en el ránking mundial del año, una regularidad exquisita por encima de los 75-76 metros… ¿Qué pasó para que alcanzases un nivel tan alto ese año?
Sobre todo, el equipo que hicimos Antonio y yo con Carlos Burón. Y también, por supuesto, poder entrenar con normalidad, sin dolores. Fuimos concatenando entrenamientos buenos, regulares, y lanzamientos largos. Eso hace que la cabeza vaya volando y poniendo las metas cada vez más altas.
Tu entrenador de toda la vida, Antonio Fuentes, no dudaba en atribuir un amplio porcentaje de esos éxitos a esa colaboración relativamente reciente con Carlos Burón. ¿Qué han aportado tanto uno como otro a tu carrera?
Antonio lo es todo para el martillo en Montijo y para todos los que hemos pasado por sus manos. Es una persona que lo da todo por que mejores. Se estruja la cabeza para ver qué puede hacer o qué artefacto inventar para hacer ejercicios nuevos, y que aprendas la técnica de la mejor manera. Él siempre ha estado ahí, incluso los años que estuve en Madrid. Si hoy podemos contar esta historia, es gracias a él.
Y Carlos nos aportó la experiencia y la sabiduría del entrenamiento; es un entrenador con un bagaje impresionante. Por sus manos hemos pasado los mejores lanzadores de la historia de España, y sabe lo que se hace. Gracias a él dimos el último paso para pelear con los mejores.
Teniendo en cuenta aquel récord mundial júnior con el artefacto de 6 kilos (82.97 en 2009), y aunque luego (en 2012 y 2013) batiste 3 récords nacionales absolutos por encima de 76 metros, ¿qué factores crees que te impidieron una adaptación más rápida al martillo de 7,26 kg? ¿Y qué pasó para que luego tardases seis años (hasta 2019) en volver a mejorar marca?
El atletismo es así. También es cierto que en 2017 hice mi mejor invierno, pero ocurrió que tuve la lesión unos meses después. A lo mejor habría mejorado marca ese año, pero no nos podemos poner en esa situación. Yo me quedo con la perseverancia de todos esos años; porque sí hubo momentos en que pude mejorar ese récord de España, y al final pasaba la temporada y no mejoraba. Pero yo creía que mi techo no eran esos 76 metros, y por eso decidí seguir peleando por subir ese récord de España y ponerlo donde se merece.
Estuviste en el CAR de Madrid desde los 17 años (2007) hasta los 23 (finales de 2013). ¿Qué te aportó aquella estancia en la capital a las órdenes de Raúl Jimeno? ¿En algún momento te arrepentiste de haberte vuelto a casa (a tu Montijo) ‘tan pronto’?
Me aportó muchísimo. De hecho, Raúl tiene mucha parte de culpa en que el récord de España de hoy sean esos 79.38 metros. Su experiencia en esos 7 años, sus entrenamientos, y el salto de calidad que dimos en esos años, desencadenaron todo lo demás. Pero no me arrepiento de ese paso. Soy una persona a la que le gusta pensarse mucho las cosas; cada decisión la medito mucho y, normalmente, me tomo mi tiempo. Sabía que era una decisión arriesgada, pero a la larga me salió bien.
Esos 79.38 de tu récord que firmaste en Andújar habrían valido para subir al podio en bastantes Mundiales y JJ.OO., ¿pero te dejan satisfecho como techo personal de tu carrera, o crees que al menos los 80 metros eran perfectamente alcanzables?
Aquí sí te puedo decir que tengo una espinita, pero muy pequeña. Me gustaría haber lanzado 80 metros, pero al menos me deja tranquilo que no los lancé ni entrenando; porque [si hubiese sido así] me habría dado más rabia no tenerlos de manera oficial. El invierno de 2020 abrí la temporada con 77,52 [el 8 de febrero]. Estaba en una forma espectacular; ese año podría haber superado esa barrera, pero tuvimos un enemigo mucho mayor para todos nosotros… Tampoco me gusta ponerme en la situación de que hubiera pasado, porque no nos lleva a ningún sitio.
¿Y hasta qué registro crees que podrías haber llegado de haber estado en plenitud de facultades (físicas, psicológicas, técnicas…)? ¿El hecho de que consiguieses rozar los 83 metros con un martillo menos pesado significa que también podrías haberlo hecho con el absoluto, o no necesariamente?
No tiene por qué, o sí. Nunca se sabe; cada cuerpo, cada lanzador, cada atleta es diferente. Tu cuerpo se adapta mejor o peor a un entrenamiento y a un martillo. Con lo que me voy tranquilo es que yo he entrenado todo lo que podía. He estado siempre peleando por superarme, y he conseguido cosas que ni imaginaba cuando empecé a lanzar en 2004. Podría pensar que si la colaboración de Antonio y Carlos hubiera empezado antes, habría podido mejorar antes… pero a lo mejor me habría lesionado y nada de lo vivido habría sido real. Al final no vale imaginarse situaciones ficticias, porque nunca podríamos saber qué hubiera pasado.
En 2009 fuiste campeón de España sub-20 de martillo… y de disco. Por curiosidad, ¿te atraía también mucho el disco y te habría gustado practicarlo más, o tu amor por el martillo ha sido bastante exclusivo?
Me gustaba lanzar, y me apetecía estar en una pista de atletismo sin la ‘presión’ de tener que hacerlo bien; lanzar lejos y ganar. Porque con el martillo ha sido así: era una obligación. Por esta razón, quería estar en una pista sin esa sensación, sin pensar en nada… sólo lanzar y ya.
¿Te gustaban las competiciones de clubes? ¿Qué recuerdos destacarías de los muchos años que estuviste defendiendo, sobre todo, al Playas de Castellón?
Me gustan mucho, eso de vivir el ambiente de equipo en nuestro deporte individual. Es totalmente diferente a lo que estamos acostumbrados. Hemos sido campeones de Europa con el Playas, pero lo mejor fue cuando quedamos subcampeones de Europa por primera vez en Vila Real de Santo Antonio. Fue una sorpresa para nosotros, y lo celebramos como se merecía. También hemos sido campeones de Europa [con #EspañaAtletismo] en la Copa de Europa de Lanzamientos [de 2023]; y es bonito tener la sensación de que somos parte de un equipo, y que cada acción que hagamos sumamos para un bien común.
Los datos dicen que has hecho historia para el martillo español con 7 récords de España absolutos, 48 de los 50 mejores lanzamientos de la historia en el ranking nacional, 24 títulos de campeón de España absoluto (12 en verano y 12 en invierno); una final olímpica, otra mundial y dos europeas… Pero números aparte, ¿qué crees que has aportado a la disciplina, y cómo te gustaría que eso se plasmase en el futuro?
Me gustaría que los niños se quedasen con que se puede conseguir cualquier meta desde cualquier lugar; y no necesariamente con unos medios, un equipo y unas determinadas instalaciones. Tenemos que reconocer que, para lanzar martillo, necesitamos un círculo, un martillo y mucho espacio como mínimo; y esto no existe en todos los lugares. Por eso mismo quiero que se queden con el amor al deporte, y con que se puede entrenar con poco.
Por último, desde tu faceta de político, ¿dónde crees que, personalmente, podías hacer más por el deporte: en la Asamblea de Extremadura como antes, o ahora como alcalde? Y en un futuro, ¿te gustaría volver a vincularte más al atletismo de alguna forma?
Son ámbitos diferentes. Desde la Asamblea se pueden hacer políticas deportivas, marcar líneas de actuación. Y desde el Ayuntamiento no tenemos tanto dinero para eso, sino que nos centramos en mantener y mejorar las instalaciones, las escuelas deportivas, mejorar la oferta pública… Tanto en un sitio como en otro, siempre he intentado mejorar lo que había. Me encantaría volver [al atletismo], y no tengo dudas de que así lo haré. Obviamente será fuera de las pistas, pero me gustaría trabajar para devolverle al atletismo todo lo que me ha dado.