
Joan Querol se proclama campeón de Europa con récord de España y de los campeonatos, mientras Daniel Monfort consigue el bronce y Miguel Espinosa la cuarta plaza.
“España siempre trae un buen equipo”, decía el narrador de Eurovision Sport cuando la cámara paneaba presentando uno por uno a los 28 marchadores que en breve acometerían las 25 vueltas al sintético del Tampere Stadium. Uno a uno, fueron apareciendo Daniel Monfort (una marca personal de 41:46.30, inédito este año en los 10.000 metros al igual que sus dos acompañantes), Joan Querol (44:20.68) y Miguel Espinosa Olivares (44:46.68). Rápidamente nuestros tres muchachos le daban la razón, pues solo nuestro trío era capaz de asumir la propuesta del líder continental del año, Giuseppe Disabato, representante de otra cantera inagotable, la italiana. El longilíneo transalpino (único de los presentes con una marca inferior a los 40 minutos, 39:24.99), máximo favorito, decidía imponer su superioridad desde lejos y, tras pasar el 1000 en 3:59.06 y el 2000 en 7:52.4, lo hacía a menos de cuatro minutos cada parcial, un ritmo desconocido para los nuestros en esta prueba. Por eso debió sorprenderse de que, aunque poco logró descolgar a los tres españoles, Daniel y Joan regresaron pronto a su estela y Miguel, aunque descolgado, no marchaba (literalmente) demasiado lejos. Así cruzaron el 3000 en 11:46.01. No caminaban a toda velocidad, parecían resbalar sobre el tartán, y antes del ecuador comenzaron a doblar a los primeros rivales. Giuseppe, bronce en este mismo certamen hace dos años y subcampeón en el sub-18 hace tres cursos, no abandonaba ni por un instante el liderazgo, pasando el 4000 en 15:43.3. Lo quería todo: el título, reventar su marca y, de paso, adjudicarse el récord de la competición, en poder del ruso Andrey Ruzavin (39:28.45) desde hace dos décadas.

Mas los nuestros también ansiaban gloria, y a los 18 minutos de prueba Joan aceleraba el paso, llevándose consigo al italiano (por primera vez no le daba el viento) y descolgando a Daniel, quien, tocado con su gorra blanca, trataba de que la pareja no se le fuera demasiado. Poco después, el de la azzurra retomaba el mando, pero, por más que insistía, Querol seguía sin permitir la escapada, hasta que, poco después del kilómetro 5 (19:35.4), se vio obligado a hacerlo ante el imponente ritmo del transalpino.
En 23:30.3 vieron la marca del km 6. Apenas diez metros separaban a Giuseppe de Joan, con Daniel 20 o 30 más atrás. Tenía que obrar con cabeza fría Joan, pues en su casillero figuraban ya dos tarjetas rojas; una más implicaría una parada de un minuto en el área de penalización. Una tenía Daniel y ninguna el italiano. Esa era la situación en el séptimo kilómetro (27:09.3). Crecía algo la diferencia con respecto a la cabeza y también entre los dos españoles. El tercero, Miguel, también con tarjeta roja, iba algo más retrasado, cuarto, confundido ya en la inmensa maraña de atletas que ocupaban por completo los 400 metros del óvalo, ese particular paisaje que se produce cuando la marcha toma los estadios.
Poco después del octavo mil (31:28.5) descubrimos el alma de empedernido jugador de Joan. Pese a los riesgos de la parada obligatoria, daba un zarpazo que le permitía agarrar unos metros de ventaja y obligaba al front walker a otro esfuerzo extra para revertir la situación. Poco después, el español se colocaba en paralelo, como gestualizando una idea: “Podrás ganar, pero fácil no te lo voy a poner”. Mientras tanto, Monfort seguía controlando el bronce.

Al llegar al 9 (35:09.7), de nuevo Joan desencadenado. Otro palo, y otra réplica del italiano, que no le dejaba partir. La prueba estaba preciosa. A dos vueltas para el final, Giuseppe asestó su cambio más fuerte, pero no le duró la curva, pues al salir de ella Joan se hizo gigante. Lo superó y, en casi un parpadeo, le metió unos metros que eran ya casi 50 al toque de campana. El resto fue ya marcha imperial, un sumergirse en la gloria, sabiéndose heredero de una tradición inagotable. Cruzó la meta (39:10.04), agitó los brazos, cogió la bandera, abrazó al brutal Giuseppe (39:20.87) y poco después a su amigo Daniel, quien se colgaba el bronce en 39:50.77. Todos con marca personal, como Miguel (40:40.28), que arribaba cuarto. Los dos primeros, por debajo del anterior récord de los campeonatos, lo que para Joan significa también récord de España.
Valentí Massana (1989), Diego García (2015) y Paul McGrath (2021) eran hasta hoy los únicos españoles en conquistar el título continental de 10.000 m marcha sub, una disciplina en la que hoy cayeron la medalla 16 y 17 en nuestras presencias en esta competición (¡y nuestro quinto doblete!); la octava y novena de la presente edición, lo que nos coloca segundos en el medallero provisional tras Gran Bretaña. Ayer algunos decían: “Es insuperable”. Se ve que no lo era. La marcha española, amiga de la magia, se ha encargado hoy de demostrarlo. Y no será la última vez.
