Todo cambia: para los menos jóvenes, las iniciales LP remitían a música de larga duración, ahora invocan a esta auténtica pantera sobre la valla, epítome de la explosividad, todo velocidad y aceleración; su irrupción esta temporada ha sido de las que marcan época y promete continuar agitando con fiereza los ránkings con la inestimable ayuda de Jorge Marín, el ojo clínico de las vallas patrias.
El año 2024 de Lerato ha sido para enmarcar; si batir una plusmarca nacional es ya una procelosa tarea, imagínense dos, pero es lo que conlleva el disputar los 60m vallas bajo techo y el 100m vallas a cielo abierto; le sondeamos sobre las claves que le han conducido al éxito, “creo que la razón fundamental de mi mejoría esta temporada fue trabajar en la técnica de vallas, además de coger fuerza y agilidad y también ha sido gracias al grupo de entrenamiento que tengo y a Jorge, él me ha ayudado mucho a mejorar en todos los aspectos como vallista y el grupo me ha empujado a esforzarme más de lo que creía poder hacer en los entrenamientos, todo ello me ha llevado a obtener buenos resultados en las competiciones”; no se antoja producto de la casualidad el hecho de que la progresión geométrica de Lerato haya tenido lugar en su primer año entrenando en el CAR de Madrid bajo la égida de un discreto sabio de las vallas llamado Jorge Marín, aclarándonos por qué terminó recalando en la capital desde su lejana residencia andorrana, “yo ya estaba terminado Bachillerato en Andorra y tenía planteado estudiar en España, pero aún no estaba segura dónde; gracias a una concentración de vallas conocí a Jorge, me comentó sobre el CAR de Madrid y me planteó solicitar la beca para estar en la residencia Joaquín Blume; en agosto del año pasado me confirmaron que estaba dentro y también me aceptaron en la FP que quería estudiar”.
Si bien su explosión ha llegado en esta temporada olímpica que ya fenece, Lerato ya daba muestras de su innegable talento en sus inicios atléticos, ganando por ejemplo el Nacional sub-14 de triatlón, que incluye, además de las vallas, longitud y altura, “en esa categoría no tenía todavía una preferencia de prueba, me gustaban tanto las vallas como los saltos, me parecía muy divertido todo”; en ese prefacio de su carrera, Lerato no solo combinó pruebas, también nos detalla las diferentes etapas y ubicaciones que conforman su trayectoria vital, “primero estuve en el Club Dinamic-k Atletisme, de Vilanova i la Geltrú, con Pilar Egea en la categoría sub-14, ella me entrenaba para las pruebas combinadas; en sub-16 estuve en el Club Esportiu Penedès, de Vilafranca del Penedès, con Litus Lloveras, con él entrenaba más en la especialización de las vallas, pero de vez en cuando competía en triple salto; después me fui a vivir a Andorra, donde estuve en dos clubes, Club Sant Julià de Lòria con Abraham Férriz, en la categoría sub-18 donde seguía haciendo triple salto, pero por varias lesiones que me causaba en la lumbar me decanté finalmente por las vallas cortas y finalmente estuve el primero año de la categoría sub-20 en el Club Atletisme CAVA con Kevin Poulet dedicándome ya plenamente a las vallas; en este segundo año de sub-20 estoy en el Club Atlètic Manresa, ya con Jorge Marín como entrenador”. ¿Quién dijo miedo al cambio y habló de zona de confort?
Aunque ha brillado en ambas distancias, le pedimos que nos confirme en cuál de las dos, 60 ó 100m siempre sorteando el implemento, se siente más a gusto, “me veo mejor en el 100 porque cojo más velocidad a partir de la quinta valla, el 60m es más explosivo y me parece más difícil porque debes de estar más concentrada e ir con cuidado de no equivocarte, ya que en un 60m no te da tiempo a corregir errores”. Lerato arribó a su primera final absoluta el pasado invierno en Ourense, experiencia ya imborrable a juzgar por su testimonio, “recuerdo que estaba en shock, aún no me podía creer que estuviera en el absoluto con el gran nivel que tenían todos los atletas; me sentí muy contenta y orgullosa de poder correr con grandes referentes y de vivir en persona un Campeonato de España absoluto”; allí, además de ser 7ª, no malgastó el tiempo entre carrera y carrera y disfrutó sobremanera de competir al lado de un icono de nuestro atletismo, “me hizo mucha ilusión correr con María Vicente; ya desde pequeña, cuando hacía triple, me fijaba en ella y recuerdo que me saludó una vez en Serrahima; la interacción en Ourense fue muy rápida, la verdad, estuve, si no me equivoco, en las tres carreras con ella y me acercaba al terminar para darle la enhorabuena; tampoco hablamos mucho porque no nos conocíamos bien y además María estaba muy concentrada en la competición”. Apenas tres semanas después, el ‘efecto María Vicente’ funcionó y en la primera ronda del Nacional sub-20 en Salamanca Lerato se adueñó del récord nacional de 60m vallas que ostentaba la propia heptatleta desde 2019, propinándole un bocado de ¡once centésimas! - de 8.35 a 8:24- una auténtica barbaridad en tan explosiva disciplina, “quería hacer el récord porque ya llevaba bastantes carreras, 6, haciendo entre 8.40 y 8:48, pero no me esperaba bajar tanto la marca; en la primera ronda mi objetivo era correr sin pensar en la marca, pero después de llegar a meta vi el cronómetro y me sorprendí, no sabía cómo reaccionar, me quedé bastante rato parada y fueron los fotógrafos quienes me dijeron de hacer cosas; la verdad es que en ese momento quería salir corriendo de la pista y celebrarlo con mi entrenador y compañeros”.
Si sorprendente fue esa plusmarca invernal, la de 100 vallas en los albores de la temporada de aire libre, 1 de junio, no resultó menos impactante y es que Lerato rebajó la plusmarca de Paula Blanquer, ¡en casi dos décimas! algo así como la eternidad en esa efímera especialidad, de 13.34 a 13.15, 8ª española absoluta de siempre, “recuerdo que estaba muy motivada porque me estaba fijando en que había mucho nivel y casi todos estaban haciendo muy buenos tiempos; estaba muy concentrada en mi calle y solo me acuerdo de que salí con mucha fuerza y después, a partir de la quinta valla, como no notaba a ninguna cerca mía, cambié el chip y metí más frecuencia entre vallas; al llegar a meta vi el tiempo y me puse muy contenta”. Al cronometrar tan excelsa marca en su primer 100 vallas del año le preguntamos si le sorprendió y si esperaba haber mejorado aún más en el transcurso de la larga sesión estival que le aguardaba, “sí, me sorprendió lograrlo tan temprano, pero no me preocupó la verdad; realmente, no esperaba mejorar más la marca, tenía más pensado hacer marcas regulares alrededor de los 13.30”. Lo que parece evidente es que, de la ciudad charra, escenario de ambos récords, tendrá ya un recuerdo imborrable, “sí, es mi ciudad especial, cada vez que vaya allí me voy a acordar de esos buenos tiempos”.
Repasando el ránking 2024, Lerato aparece segunda, ‘empatada’ a 13.15 con Laura Banko y Paula Blanquer y solo por detrás de Xènia Benach (13.05), hito que pasa a ponderar, “valoro que tengo el nivel para estar compitiendo con las absolutas y el hecho de que me empujen a seguir mejorando; aún sigo sin asimilar estar en el segundo puesto junto a Paula Blanquer y Laura Banko; para mí es un honor poder estar cerca del nivel de Xènia Benach y las demás atletas; creo que tengo aún mucho margen de mejora, pero debo de ser paciente, todo llega a su tiempo”; a pesar de llegar al Nacional de La Nucía como una de las cabezas de serie, no consiguió el pase a la final, relatándonos sus tribulaciones emocionales, que derivaron en desajustes técnicos, “en las semifinales me puse nerviosa porque me fijé en el alto nivel de las atletas de mi alrededor y además sabía que debía correr rápido para pasar a la final; estábamos trabajando en la salida a 7 pasos hasta la primera valla, aún no la tenía bien preparada, y con las ganas de querer salir rápido noté que no llegaba porque el primer paso lo hice muy corto y tuve que hacer pasitos; aún así seguí corriendo, pero me di en una valla que casi me hizo salirme a otra calle, perdí toda la concentración y ya me dejé ir en los últimos metros; en esa competición no me sentí triste, sino decepcionada porque sabía que podía haber hecho mucho más, pero por otra parte estaba contenta de lo que hice porque estaba disputando otro campeonato de España absoluto”.
Tras ese traspiés literal, Lerato se personó en el Mundial sub-20 de Lima con la octava mejor marca del año, pero, tras una primera ronda sin sobresaltos, volvió a aparecer el fantasma técnico y no alcanzó la meta de su semifinal, “fue parecido, solo que en Lima no noté que estaba lejos de la valla, quise correr rápido e inconscientemente hice 9 pasos, solo después de pasar la valla me di cuenta y me bloqueé; allí sí que me sentí triste porque era un campeonato importante para mí al ser mi primera internacionalidad con España, pero después de llorar y hablar con el entrenador me di cuenta de que me estaba olvidando de todo lo bueno que había logrado en la temporada. Estuve todo el día reflexionando, pero luego ya me recuperé de ánimos, me fui a disfrutar de las pruebas que quedaban en el campeonato y la verdad es que la final de vallas la disfruté, me sentí muy feliz de ver el nivel que hubo”. Ése pódium se cerró en 13.24 y la plata se ganó con 13.15, precisamente su marca personal, de lo que extrae una lectura más que positiva, “evidentemente que cada carrera es un mundo distinto, pero tengo muy claro que podía haber estado con ellas, pero tiempo al tiempo, no hay que precipitarse ya que aún me quedan muchos años como atleta para seguir mejorando y llegar lejos”.
Sobre sus planes para el inminente 2025 nos comenta, “mi objetivo principal es seguir disfrutando de cada carrera e intentar tener regularidad en mis marcas; la verdad es que no estoy buscando hacer una marca personal concreta, más bien estoy buscando coger más confianza conmigo misma; eso sí, debería de estar en el Europeo sub23 - Bergen, 17 al 20 de julio - y ahora mismo no veo lejos bajar de los 13.00 en verano, pero cada temporada es diferente”; repasamos ahora sus puntos fuertes, ésos que tendrán que coadyuvar a la consecución de sus objetivos, verbalizados por ella misma, “tomo decisiones de forma firme, aunque dude al principio, y cuando tengo un objetivo, trabajo hasta lograrlo; también creo que soy bastante disciplinada; por contra, en momentos de mucha presión tengo problemas para concentrarme y eso afecta a mi desempeño, además de tener inseguridad ante mis capacidades y lo que puedo lograr”; sin duda, Jorge Marín jugará un papel preponderante en ese viaje hacia el éxito y pasa a glosar su figura, “Jorge es una persona transparente, con las ideas claras y se preocupa mucho por sus atletas, buscando siempre lo mejor para ellos; además, tiene mucha experiencia y sabe lo que hace; como persona es muy entretenido y como entrenador transmite mucha confianza y seguridad”.
Para concluir, Lerato nos relata cómo es un día tipo en la capital, “estoy estudiando un Grado Superior de Administración y Finanzas y se intenta compaginar; el primer año del grado tuve un poco de altibajos porque no estaba acostumbrada a la vida de un atleta de alto rendimiento y llevar a la vez los estudios; este año lo estoy intentando llevar mejor, aunque el grado haya subido un poco el grado de dificultad; un día normal para mí es: de 6:45 a 8:00: prepararme, desayunar e ir a la FP, de 8:00 a 14:00 estudiar, luego comer y de 16:30 a 18.30 entrenar, de 18:30 a 21:00: hacer deberes o estudiar, de 21:00 a 22:00, cenar; luego puedo pasar un rato con mis compañeros de la residencia o seguir estudiando y haciendo deberes y a partir de las 22:45 me voy a acostar, pero muchas veces me duermo un poco más tarde”; no es descabellado intuir que Lerato tarda en conciliar el sueño mientras se imagina en Los Ángeles 2028 disputando la final olímpica de 100m vallas, al asaltarle una duda que seguro habrá resuelto para entonces: hasta la primera valla, 7 u 8 pasos?