Tenemos chica nueva en la oficina del 800…y llega sin apenas pararse en las estaciones, solo se detuvo un par de minutos en La Nucía para dar el primer aviso de su meteórica progresión y otros 123 segundos en Lima, donde cuajó una sobresaliente actuación incrustándose entre las finalistas mundiales sub-20 de la media milla, apellido obliga. Causa estupor lo liviano de su entrenamiento, sabio enfoque teniendo en cuenta que no será mayor de edad hasta la próxima gala de ‘Inocente inocente’.
Nuestra protagonista arribaba con la undécima marca entre las contendientes, pero ello no resultó óbice ni cortapisa para sellar con brillantez su pase a la final, siendo palmaria la evaluación que realiza sobre su actuación, “la verdad es que estoy muy contenta, no había mejor guinda a esta temporada que ser finalista en el Mundial y además con marca personal, 2:03.20; aún llegando en forma, tenía que darse la carrera perfecta para que saliera la marca y esa carrera fue en las semifinales, además con el premio de pasar a la final con la primera de las “q” minúsculas”; tras una primera ronda de tanteo, Marta fue ubicada en la primera de las tres semifinales junto a la estadounidense Sophia Gorriaran y la japonesa Rin Kubo, dos atletas acreditadas en 2:00 (por su 2:03.92), avanzando a la final solamente las dos primeras de cada serie y los dos mejores tiempos del resto de semifinalistas, pero consiguió resolver ese complicado sudoku, “en la primera ronda había más que nada los nervios del debut en un mundial y lo cierto es que en carrera me noté muy bien y terminé con muy buenas sensaciones; fue una carrera lenta en la que el cambio fue progresivo por parte de la australiana (Claudia Hollingsworth) a partir del último 450 más o menos; la semifinal ya era otro tema y cuando vi la mía supe que iba a ser muy difícil meterse en la final por puestos, pero tampoco lo quería dar por perdido; era un hándicap correr en la primera semifinal, aunque corriendo con la japonesa, que ya en la ronda eliminatoria había salido a correr rápido, había la posibilidad de que pasara lo mismo, y así fue”; como alma que lleva el diablo, la nipona cruzó el ecuador en unos más que briosos 59:46 mientras Marta alcanzaba la campana infinitesimalmente por debajo del minuto por primera vez en su vida, ahorrándose así el plan B que tenía maquinado, “tanto mi entrenador como yo teníamos bastante claro que la japonesa saldría a correr rápido, así que la táctica era colocarse bien, estar atenta en todo momento y pegarme tanto a ella como a la estadounidense hasta que aguantara, siempre luchando por una de esas dos “Q”; en el caso de que la carrera hubiera sido lenta, quizás sí que hubiera avivado un poco el ritmo, pero tampoco para correr en 2:03, simplemente para que no fuera una carrera lenta como en las eliminatorias porque en ese caso todas tienen fuerzas para luchar los metros finales y, si iba bien colocada, tampoco podía descartar meterme en la final por puestos”; finalmente, los pronósticos se cumplieron, con Kubo y Gorriaran certificando por puestos su pase a la final no sin sentir peligrosamente cerca el aliento de Marta, que hizo cumbre competitiva arañando casi un segundo a su marca (2:03.92 a 2:03:20) y confirmando que era una de las ocho mejores sub-20 del mundo, casi nada; eso sí, al ser su semifinal la que abría el fuego, su acceso a la gran final reunió las dosis de paciencia (14 minutos), intriga e incertidumbre inherentes a toda gran gesta, “justo al acabar la carrera, algunos compañeros de selección en la grada me dijeron que con esa marca entraba seguro, pero yo no lo tenía tan claro porque, siendo una buena marca, en las semifinales de un mundial todas corren mucho y tenían mi marca como referencia; no descartaba meterme en la final, pero tampoco lo daba por hecho; en la sala donde nos cambiábamos había una tele dónde podíamos ver el ‘streaming’ y pude ver las dos semifinales; cuando terminó la segunda, las cosas pintaban bastante bien y a mitad de la tercera y última semifinal empecé a hacerme ilusiones, hasta que al acabar lo celebré junto con las otras chicas que habían competido conmigo y estaban también esperando a ver las otras semifinales”.
Los ideólogos del calendario concedieron 48 horas de margen entre serie y semifinal, más que suficientes para recuperar de una relativamente sencilla tarea, pero redujeron a escasas 24 horas la tregua antes de la final, lo que no benefició a la atleta del Playas del Castellón, “a mí personalmente creo que me hubiera venido mejor más un descanso de 48h entre la semifinal y la final, ya que en la ronda eliminatoria la carrera fue más tranquila; quizás con un poco más de descanso en el cuerpo antes de la final hubiera podido luchar más en esos últimos metros”; escudriñando el elenco de finalistas, podía adivinarse a cuatro atletas netamente superiores al resto, lo que hacía abrigar esperanzas de que Marta terminara en ese puesto que el refrán asegura que nunca es malo, el quinto, “sí, había esa posibilidad, pero todo dependía de cómo saliera la carrera; si era una carrera lenta, había más opciones de todo, pero siendo carrera rápida sabía que me iba a costar más debido al cansancio del día anterior; aún así, di todo lo que tenía e hice mi tercera mejor marca de siempre (2:04.15)”; estadística en mano, Marta compitió con atletas hasta casi dos años mayores que ella, copando las medallas tres atletas nacidas en 2005 mientras ella, que vio luz el 28 de diciembre de 2006, no podrá disputar el próximo Mundial sub-20 en Eugene por cuatro míseros días, “es cierto que algunas me llevaban casi dos años y tanto el ritmo de entrenos como el trabajo físico que puedan llevar ellas son superiores a los míos, lo cual quizás también afectó a la hora de recuperar entre la semifinal y la final; era la pequeña de la categoría, pero es algo a lo que ya me he acostumbrado y seguro que no soy la única que se encuentra en esta situación”. Lo que causa auténtica perplejidad es el sucinto programa de entrenamiento de Marta, que se reduce a, pásmense, cuatro sesiones semanales, algo nada habitual entre la élite sub-20, “sí, es cierto que entreno cuatro días las semanas que no compito; cuando compito, el cuarto día acostumbra a ser un precompetitivo, simplemente activar un poco de cara a la competición; suelo entrenar por parques y polígonos, nunca en pista y con un grupo bastante numeroso y de gente de todas las edades desde sub18 hasta masters; un día consiste en rodaje, técnica y fuerza, algunas veces gimnasio, otro día hacemos el entreno de calidad que según la semana pueden ser series, intervalos, fartleks, umbrales, etc., el tercer día acostumbra a ser rodaje, velocidad y trabajo compensatorio y el último día, si es semana de competición hago un precompetitivo y si no otro entreno de calidad”; en este punto, confiamos ciegamente en que la regla de tres imponga su ley: si con cuatro sesiones marca ya 2:03.20…
A pesar de esa premeditada escasez de sesiones, el ‘portfolio’ de Marta es amplio y prueba de ello es que se alistó en el 1.500 del último nacional absoluto de ‘short track’ en Ourense, explicándonos el motivo, “quise probar en el 1.500 aprovechando el momento de la temporada en el que estábamos, donde venía del cross, que algún que otro hice; además, había hecho ya, y aún me quedaban, unos cuantos 800s y así cambiaba y desconectaba un poco del 800. La experiencia fue muy positiva, pudiendo entrar en mi primera final absoluta española”. A cielo abierto, decidió que era hora ya de calibrar sus posibilidades frente a las que serán muy pronto, sus más fieras rivales por el trono del 800 patrio y, conforme al guión, solo resultó superada por el G-4 compuesto por Lorea Ibarzábal, Daniel García, Lucía Pinacchio y Lorena Martín, “guardo un muy buen recuerdo de ese campeonato en La Nucía, ya que pude correr con las mejores actualmente del 800 español; en la final, como es lógico teniendo los Juegos Olímpicos cerca, salieron a correr muy rápido y la táctica estaba clara, intentar pegarme hasta que pudiera. Las cuatro primeras plazas estaban definidas, pero aun así pude conseguir el quinto puesto con marca personal (2:03.92). Creo que aún están un poco lejos, ya que dos o tres segundos en un 800 y a estos ritmos es mucho, pero todavía soy muy joven y queda mucho camino por delante”. Esa misma rabiosa juventud parece sugerir que el 1.500 puede ser, en un futuro, su prueba fetiche, aquella en la que saque a relucir todo su incalculable potencial, “por ahora es algo que no me he planteado, quiero ir paso a paso, disfrutando de cada momento y ya se verá; me gustan las dos distancias, aunque actualmente me quedo con el 800, pero me gusta compaginarlo con el ‘milqui’. creo que el 800 es una distancia mucho más explosiva, mientras que el 1.500 es mucho más táctico y hay que tener un buen componente aeróbico, sin olvidar la velocidad y la fuerza del final”. Marta también ha hecho sus pinitos ‘por abajo’ y acredita unos interesantes 56.28 en la vuelta a la pista, en los que compite de vez en cuando sin o con testigo, “el 400 es una distancia que me gusta para preparar el 800 y donde creo que tengo margen de mejora; si me dan a elegir, prefiero correr un relevo de 400 antes que hacer un 400 lisos siempre que no tenga que salir la primera, ya que los tacos de salida se me complican un poco” (risas). En el calendario de 2025 aparece un más que apetitoso Europeo sub-20 en la nórdica Tampere donde, visto lo visto en Lima, debería jugar un papel preponderante pero la cautela es otra de las virtudes de Marta, “paso a paso, primero hay que hacer la mínima, ver con qué marca llegamos y una vez allí a competir lo mejor posible, el resultado ya se verá”; Tampere bien podría ser el escenario del asalto a la plusmarca nacional que ostente la gran Natalia Rodríguez, aún 42 centésimas (2:02.78) más veloz que Marta, “puede ser un objetivo ambicioso de cara a la próxima temporada y sería todo un honor poder batirlo, pero no tiene que ser ni mucho menos una obsesión, prefiero disfrutar del camino y las experiencias. El principal objetivo será ir al Europeo sub-20 y llegar allí en las mejores condiciones posibles”, confirma este emergente valor de 1.61m de estatura y 44kgs de peso.
Sondeamos el grado de ambición de Marta preguntándole si su sueño es competir en unos JJOO o algo más, “por ahora sueño con ir a unos Juegos Olímpicos y llegar a unos sería algo increíble aunque sé que, una vez ahí, querría algo más, no me conformaría solo con eso; aún así, pasara lo que pasara, estaría satisfecha de haber cumplido un sueño”; mientras el sueño se torna realidad, aprovecha para formarse sin salirse del ‘sector’, “he empezado este año CAFE en la Universidad de Barcelona y creo que, con mucha organización, sí que va a ser posible compaginarlo con el atletismo; seguro que va a haber épocas complicadas entre exámenes y competiciones, pero se intentará sacar adelante de la mejor forma posible”. En Lima hubo tiempo para todo, primero la zozobra en forma de intoxicación alimentaria y luego el éxtasis, tanto el suyo propio como el de toda la delegación en forma de medalla cortesía de Àlex Pintado, “la intoxicación de gran parte de los compañeros me hizo valorar mucho el hecho de estar allí y poder competir, ya que veía a muchos de ellos que habían trabajado muy duro durante toda la temporada y no pudieron salir a la pista o no lo hicieron en las condiciones que les hubiera gustado y, ya al final, la medalla de Àlex fue una alegría para toda la selección después de un campeonato duro”. A diferencia del rutilante medallista, Marta se inició muy tempranamente en el deporte olímpico por excelencia, “empecé a hacer atletismo con 6 años, hacía la extraescolar de atletismo por las tardes hasta que Montse Puigvert, quien se encargaba de esa extraescolar, habló con mis padres y me invitó a subir a probar en la Penya Apa Anem-hi, el club de Arenys de Mar, el pueblo donde vivo; todo eso mientras lo combinaba con la natación, ya que es un deporte que también me gusta mucho, pero terminé decantándome por el atletismo. Montse, junto con Zenon Tomàs, fueron mis entrenadores durante mis primeros años en este deporte y fue en el 2020 cuando me cambié al Club Atletismo Canovelles, para poder competir a nivel nacional y en el 2021 empecé a entrenar con mi actual entrenador, Alfonso Guillén”, a quien rinde justo tributo: “es una persona sencilla y humilde, que por encima de todo quiere transmitir los valores del deporte, además de un apasionado del deporte y en especial del atletismo al que le encantan las estadísticas. Alguien con quien creo que es fácil tener buena relación y la confianza imprescindible entre entrenador y atleta; que está presente en todo momento y está dispuesto a ayudar cuando es necesario, que tiene claro que cada cosa tiene que ir a su tiempo y que no hay correr más de la cuenta; además de entrenador, también es compañero de entreno, lo cual ayuda muchísimo, creando un ambiente familiar en el grupo de entreno, donde se trata de ayudarnos unos a otros y celebrar cada paso y cada pequeña victoria de cada uno”. No habrá empresa que se le resista a tan armoniosa dupla.