Mohamed Attaoui, la explosión y el camino hacia el mediofondista total

Con sólo 23 años recién cumplidos, el curso 2024 de Mohamed Attaoui ha sido tan mayúsculo que bien podría resumirse en un buen puñado de fotografías que ya forman parte de la historia del atletismo español, como su medalla de plata en el Campeonato de Europa de Roma, su récord de España de mil metros con una marca de 2:15.03 que mejoró el registro de 2:15.99 con el que Jesús Gómez superó en su día a Fermín Cacho, su victoria en el Campeonato de España absoluto de La Nucía, su histórico récord de España de 800 metros en Mónaco de 1:42.04 (décimo primero mundial y cuarto mejor europeo de todos los tiempos) y su gran actuación en los Juegos Olímpicos de París, donde terminó quinto en la final olímpica a sólo cuatro centésimas de su flamante récord de España y en una carrera donde por primera vez en la historia cuatro atletas acabaron por debajo de 1:42.

Todas ellas, fotografías que resumen perfectamente que nos encontramos ante un atleta llamado a marcar la historia, el presente y el futuro del 800 español, pero junto a las cuales, si abrimos el objetivo y buscamos algunas de las imágenes mucho más intimistas y alejadas de los focos que el corredor cántabro nos ha dejado a lo largo de esta temporada, simbolizan su carácter y su ADN de mediofondista total.

Ahí, fuera de las cámaras y de los horarios de máxima audiencia, recordamos su participación hace unas semanas en la Total Energies Milla Internacional de Madrid donde logró su segunda victoria consecutiva en una prueba que le sitúa de nuevo detrás del legado emocional de su paisano José Manuel Abascal, ganador de la primera milla internacional de Madrid en 1985, y de todos aquellos milleros que a partir de los años ochenta empezaron a redefinir el 1.500 español a partir de las calles de nuestras ciudades donde el propio Attaoui nos confiesa que disfruta tanto corriendo tan cerca de los aficionados.

Y, sobre todo, gracias a su propio relato podemos regresar al espectacular Stade de France minutos antes de la final olímpica de 800 metros, imaginarnos contemplando a los atletas en la cámara de llamadas, allí donde ninguna televisión o fotógrafo puede entrar, y ver como en esos momentos Attaoui se emocionaba cuando se acercó a saludarles Hicham el Guerrouj y tuvo la ocasión de conocer a su gran ídolo, doble campeón olímpico y plusmarquista mundial y cuatro veces campeón del mundo de 1.500 metros, justo en el instante previo a que el atleta de Torrelavega saltara al estadio olímpico en medio de un ambiente totalmente mágico con esa sonrisa en el rostro que siempre delata a los jugones.

¿Corredor de ochocientos? ¿Alma de millero? ¿Mediofondista con mayúsculas?

“Ahora mismo, estoy totalmente centrado en buscar mi máximo potencial en el «ocho» y en aprovechar mi punta de velocidad, pero mi entrenador y mucha gente de mi entorno siempre me dicen que en realidad soy más millero – describe Attaoui entre risas-. Es cierto que me gusta mucho correr millas y que es una distancia que no se me hace larga, pero ahora mismo tan sólo pienso en ir mejorando poco a poco y ya se verá lo que tenga que ocurrir en el futuro”.

Desde el punto de vista estadístico, los números le avalan como el corredor de ochocientos más rápido de la historia del atletismo español, no sólo por su impresionante récord nacional, sino incluso por el promedio de sus 10 mejores marcas en las dos vueltas a la pista, donde a pesar de su exultante juventud ya es también el mejor español de siempre, por encima de especialistas del calibre de Antonio Reina, Saúl Ordóñez, Adrián Ben, Kevin López, Álvaro de Arriba, Mariano García, Manuel Olmedo o Tomás de Teresa.

E incluso, las mismas estadísticas sirven para demostrar esa enorme versatilidad que parece contener su tremendo potencial, figurando ya como el mejor doblador de 800 y 1.500 metros de la historia del atletismo español, de nuevo, a pesar de su juventud y, sobre todo, a pesar de que este año apenas le hemos visto en el «milqui», dónde atesora una marca personal de 3:36.12 que le sirvió para ser subcampeón de Europa sub-23 el año pasado y que le hace situarse en esta clasificación por delante de los grandes especialistas del 800 ya citados y de otras leyendas de una de las distancias reinas del atletismo español como Fermín Cacho, José Antonio Redolat, Arturo Casado, Mario García, Andrés Díaz, Juan Carlos Higuero, José Luis González, Reyes Estévez o Roberto Parra.

Lejos de etiquetas y de las prisas de un año inolvidable, a medio camino entre la temporada que ha terminado y la que poco a poco va empezando, Attaoui nos habla de los sueños de aquel niño de Torrelavega que soñaba con correr cada día más rápido y con llegar algún día a unos Juegos Olímpicos, como su ídolo Hicham El Guerrouj cuyos vídeos se ponía una y otra vez.

Recuerda aquel 2023 que supuso la confirmación de su irrupción en el mundo del atletismo con su participación en los 800 metros del mundial de Budapest o la medalla de plata de 1.500 metros en el europeo sub-23 y que, si bien a principios de temporada “soñaba con igualarlo”, ahora en tan poco tiempo parece ya muy lejano.

Siempre de la mano de otro nombre propio del mil quinientos como Álvaro Rodríguez, no tiene dudas en destacar que, por encima de todo, de este 2024 se queda con el enorme paso que ha dado y todo lo que ha conllevado la dura decisión de dejar atrás su casa y su familia en Torrelavega para incorporarse en Suiza al equipo On Athletics Club bajo la dirección del entrenador Thomas Dreissigacker y junto a algunos de los mejores corredores de Europa, dentro de uno de los equipos más importantes del mundo y que representa a la perfección la nueva forma actual de entender el entrenamiento profesional.

Ya con la perspectiva que da el paso del tiempo, reflexiona sobre los miedos que siempre conllevan estos cambios y las dudas que en ocasiones reconoce haber sentido, como cuando semana tras semana veía que no hacían nada de velocidad y tanto lo echaba de menos, al mismo tiempo sus kilómetros semanales han subido a 120 o 140.

Mientras charlamos, intenta buscar sinónimos de explosivo o dinamita para definirse como atleta, al mismo tiempo que intenta explicar cómo se siente durante las carreras en esos instantes en los que siente fluir la velocidad que tanto le caracteriza.

Y, ahora que su horizonte se encuentra junto a las montañas alpinas de Sankt Moritz rodando alrededor del lago o haciendo series en la pista de Chiavenna, recordamos todos aquellos lugares junto a su casa de Torrelavega a los que regresa cada vez que tiene la posibilidad y que le acompañarán siempre definiendo su alma de corredor, como la vieja pista de ceniza de Sniace, el parque de la Barquera o la pista de Santander a la que viajaba cada día que tocaba un entrenamiento más específico, recorriendo las mismas geografías cántabras que un día atravesaron atletas como Isidro Solorzano, Tomás de Teresa o el propio José Manuel Abascal.

Como colofón a un 2024 inolvidable, regresamos a la pista y a la tribuna de prensa del Stade de France de París donde Attaoui acaba de terminar en una impresionante quinta posición después de una de las mejores finales olímpicas de toda la historia, precisamente junto a aquella de David Rudisha en Londres 2012 cuyo vídeo el joven atleta cántabro reconoce haber visto mil veces.

Tras la carrera, los mejores cronistas españoles escriben que España vuelve a tener un mediofondista del calibre de José Manuel Abascal, José Luis González o Fermín Cacho.

Los aficionados más románticos, con las estadísticas de las manos, sonríen imaginando las posibilidades de que Attaoui vuelva a encarnar ese tipo de mediofondista total a medio camino entre los 800 y los 1.500 metros que tanto recuerda a los Sebastian Coe o Steve Ovett de los años ochenta y en contraposición del paso al fondo entre los 1.500 y los 5.000 metros que han alternado atletas como el propio El Guerrouj en su día o ahora Jakob Ingebrigtsen.

Y, unos y otros, sonríen pensando en Los Ángeles y en la casualidad que puede hacer que después del inolvidable paso de un cántabro como Abascal por el Memorial Stadium de la ciudad angelina en 1984, quizás ahora sea otro atleta de La Tierruca quien pueda estar llamado a hacer historia en ese mismo lugar dentro de cuatro años.

De momento, no es necesario adelantar tanto el futuro y toca disfrutar del presente, pero es emocionante soñar e imaginar cómo durante estos primeros días de aroma a otoño, antes de regresar a los entrenamientos en Suiza y Sudáfrica, Attaoui y Abascal han coincidido por primera vez con motivo de un reportaje conjunto que les ha dedicado el Diario Montañés y han tomado un café charlando de lo que fue y lo que es, mucho más allá de esos listados de marcas y ránkings autonómicos donde, desde que era un niño, Attaoui siempre se ha fijado y ha admirado a aquel Abascal que siempre figuraba encabezándolos con su rutilante medalla olímpica al cuello.

El futuro, con forma de mediofondo en todo caso, seguirá demostrándonos que los sueños de niñez muchas veces se hacen realidad.

HISTORIAL DEPORTIVO DE MOHAMED ATTAOUI

MEJORES DOBLADORES ESPAÑOLES - MEDIOFONDO (800-1500) - HOMBRES (aire libre) (hasta 2024)

800 METROS HOMBRES - PROMEDIO TOP-10 MARCAS - CLASIFICACIÓN