Mohamed Attaoui y Marta García finalistas en 800 y 5000

El 4x100m femenino a la final y María Vicente consuma su feliz regreso con #EspañaAtletismo
Sábado, 20 de Septiembre de 2025
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Tokyo 2025 - Attaoui Marta García
RFEA | Sportmedia

Jornada gloriosa para #EspañaAtletismo: el cántabro obtiene la 5.ª plaza y la leonesa concluye 7.ª en sendas carreras de nivel espectacular. María Vicente es 12.ª en el heptatlón y las chicas de 4 x 100 se clasifican para la final.

Mohamed Attaoui no engañó a nadie en la ronda previa. Su monumental cambio final, su recta marciana y su entrada en meta (1:43.18), derrotando al campeón olímpico Emmanuel Wanyonyi, no pasaron desapercibidos para nadie. Así pues, todas las cartas estaban sobre el tapete cuando se colocó en la calle cuatro de la final de los 800 metros. Su marca personal, récord de España (1:42.04), era la cuarta de los ocho aspirantes y la del año (1:42.73), la sexta. Pero no era el crono, sino las sensaciones que contagió a los entendidos en la materia lo que le colocó el cartel de “favorito a todo”.

Corrió como le aconseja su preparador —el joven Thomas Dreissigacker—, guardando a cola de grupo, cazador paciente, esperando el momento preciso de hacer uso de su privilegiada genética, revolucionar las piernas y marcharse hacia la curva en busca de gloria. Se pasó el 400 en 49.27 con Wanyonyi al frente logrando su objetivo: una carrera rápida que minimizase el brutal cambio de Moha, que se vio encerrado en contrarrecta y estuvo obligado a jugársela por la calle uno, por donde entró 5.º (misma plaza que en los Juegos) con 1:42.21, la tercera mejor marca de su joven trayectoria (quinta vez que baja de 1:43.00). La medalla era factible, la medalla llegará, no se puede dejar de apostar por este gigante de las dos vueltas a la pista.

 

Marta García, la plusmarquista española (14:33.40 conquistados esta misma temporada), salía con el objetivo de arribar entre las ocho primeras en la final de los 5000 metros y todo lo que viniera después no era descartable, pero sí bienvenido. Se ha ganado a pulso la confianza la palentina, pupila de Thomas Dreissigacker, aunque la nómina de rivales asustase: Chebet (única mujer en la historia por debajo de los 14 minutos), Kipyegon (la musa del 1500), Tsegay (tan dotada como impredecible), Ngetich, Battocletti… El registro de la medallista de bronce continental era el 9.º mejor atendiendo a las marcas del año, así que la empresa era de todo menos sencilla, pero la impresión ofrecida en “semis” hacía imposible no ilusionarse.

Salió nuestra mejor fondista igual de calculadora que en la “semi”, esta vez a cola de un grupo que viajó durante el primer mil a un ritmo un tanto adormecido (3:17.13). Se aceleró algo al paso del 2000 (6:19.94), pero todo seguía haciendo presagiar que las cosas se decidirían al final. Las favoritas aguardaban, las yankees Houlihan y Andrews tiraban a un ritmo cómodo para todas (9:18.66, aunque en este mil ya bajaron de tres). Marta, inteligente, corría cómoda, sin peleas innecesarias y con salida libre. Se pasó el 4000 (12:15.51) con idéntico paisaje, aunque el ritmo para entonces era ya serio y las candidatas al oro estaban con la escopeta cargada. El último 1000 fue una locura (2:38.77) resuelta en favor de la lógica: ganó Chebet su primer Mundial (14:54.36), Kipyegon plata (14:55.07) y Battocletti bronce (14:55.42). Segunda medalla en este campeonato para todas ellas. Séptima, finalista, mismo puesto que ocupase en el indoor de Nanjing este invierno, Marta García (15:01.02, séptima marca de su vida), que volvió a regalar una clase magistral de táctica y gestión del esfuerzo, de inteligencia competitiva y capacidad de mirar a la cara a las mejores del orbe; por la sencilla razón de que es una de ellas.

 

Las Balas Rojas, quintas en Eugene hace dos cursos, se presentaban a la primera de las dos semifinales del 4 x 100 (avanzaban a la final los tres primeros equipos y los dos mejores tiempos) con la segunda mejor marca del año (42.11, récord de España), solo superada por los 42.02 de Países Bajos. Íbamos por la calle 5 y teníamos a nuestra izquierda a Chile, Australia e Italia y a la derecha a Países Bajos, Jamaica, Bélgica y Francia. Salíamos con las cuatro que conquistaron la plata en los World Relays: nos propulsaba Esperança Cladera, de la contrarrecta se encargaba Jaël-Sakura Bestué, la curva era para la polifacética Paula Sevilla (ha disputado el relevo mixto, el 4 individual y el relevo corto) y el último hectómetro para la eterna Maribel Pérez, garantía de entrega, garra y celeridad, justo lo que se necesita a esas alturas de carrera. No defraudó esta institución colectiva del deporte español, cada una de ellas ejecutando su misión con maestría y talento, depositando el palo tras la meta en 42.53. Buena puesta en acción de Cladera (11.61), supersónica Jaël (10.08), dominante Paula (10.43) y matadora Maribel (10.41). Solo nos superó Jamaica (41.80). Mañana a las 14:06 (penúltimo evento del Mundial) podemos plantear cualquier situación: nosotros elegimos soñar y confiar en un conjunto que, tras representarnos el año pasado por vez primera en unos Juegos, ahora disputará su segunda final mundialista sin mostrar un solo complejo ante nadie.

 

María Vicente vio cómo su récord de España se perdía en el horizonte al concluir la jabalina (penúltimo de sus envites del heptatlón) con un mejor tiro de 44.58 (venía de tirar 48.23 en el Campeonato de España), lo que le reportaba una cuantía de 755 puntos y la posicionaba 11.ª de la combinada (5339) a falta de los 800 metros, que negoció en 2:16.80 (13.ª), lo que acabó por otorgarle la posición número 12 del sumario con 6207 puntos y, lo que es mucho más importante, la confirmación de que, tras un año y medio de calvario, vuelve al lugar al que pertenece: la súper élite del atletismo.

Las Golden Bubbles, campeonas de los 400 metros en los World Relays, partían por la calle 7 de la primera de las dos semifinales (pasan las tres primeras de cada carrera más los dos mejores cronos) con la más valiosa season best de todas las presentes: el récord español, 3:24.13. Era una cita dura, con Jamaica, Polonia, Gran Bretaña, Noruega, Italia, Alemania y Australia. Poca broma con la start list. Lo pelearon como acostumbran todos los equipos del Plan Nacional de Relevos (compactos, trabajados, con mucho análisis detrás de cada viaje de testigo), que en este caso estaba representado por Eva Santidrián (51.81), Carmen Avilés (51.48), la debutante Ana Prieto (51.44, ofreciendo una imagen soberbia en su primer gran escenario) y Blanca Hervás, imperial su posta (50.03), especialmente en la recta final, cuando estaba fuera de la clasificación directa y por tiempos, pero se dejó la salud para cruzar quinta (3:24.76) y mantener abierta una ventana para soñar que se cerró de golpe cuando Francia (cuarta de la segunda “semi”) se lanzó a los cuadros para sellar un 3:24.33 que nos apeaba de Tokio 2025. Fue una buena actuación, cercana al tope nacional, que nos hubiera bastado para seguir avanzando en la competición; pero claro, si el atletismo fuese matemáticas…

 

RESULTADOS

FOTOGALERÍA (RFEA | Sportmedia)