Paula Blanquer, futura maestra de las vallas

Miércoles, 1 de Febrero de 2023
Emeterio Valiente
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Paula Blanquer
Paula Blanquer

La ecuación no podía salir sino fetén: genes atléticos a cascoporro, rápido aterrizaje en ese semillero de campeones que es el Valencia Club de Atletismo, una campeona del mundo como bienvenida, la supervisión permanente del tótem que es Rafa Blanquer, amor familiar y, sobre todo, mucha perseverancia, entrega y disfrute por su parte. La única incógnita de la ecuación es saber cuándo alcanzará su cénit deportivo, pero ella, bien maquinado, no tiene prisa…a menos que escuche el disparo de salida.

Explosivo inicio de temporada

Paula se está revelando como una de las sensaciones de esta pista cubierta. Si bien el verano pasado ya 'avisó' sobre su inmenso potencial (batió el récord de España sub20 de 100 m vallas con 13.34), le preguntamos hasta qué punto esperaba estar corriendo, aún en enero, ¡en 8.16!, casi medio segundo menos que en la pasada sesión del atletismo de bolsillo. "No me esperaba hacer tan buena marca tan pronto pero, por otro lado, analizando todos los entrenamientos que llevo en esta temporada, sabía que en un momento u otro iban a llegar buenas marcas como esa". Para mayor gozo, el escenario no fue otro que la segunda edición del Campeonato Sub23 de Mediterranean Athletics disputado en el remozado Palau Velòdrom Lluís Puig de su natal Valencia donde, aupada por esa condición de anfitriona, destapó el tarro de las esencias con un nítido e incontestable triunfo. "La victoria del Mediterranean Athletics fue muy gratificante y satisfactoria, y el hecho de competir en casa supuso una motivación muy grande, teniendo tan cerca a mi familia y amigos. Fue una carrera en la que tuve muy buenas sensaciones y tuve a una compañera de equipo también muy fuerte, Claudia Villalante (2ª con 8.24). Por todo ello, fue una experiencia inolvidable". Ese juez implacable e insobornable llamado ranking tampoco se ha olvidado de su actuación, que ahora luce en la octava posición absoluta de todos los tiempos, aún a sus tiernos 19 años.

La salida, su mejor virtud

No hace falta ser un lince para percibir que el punto fuerte de Paula es su endemoniada salida, partiendo de tacos como alma que lleva el diablo, lo que en pista cubierta supone tener media victoria en el bolsillo: "Desde luego que la salida de tacos es un punto muy fuerte y hace que coja desde el principio de la carrera la velocidad y el punto adecuado para avanzar pasando las vallas". Sobre su preferencia entre 60 o 100 m vallas, nos corrige elegantemente la conjunción y, por supuesto, le encantan por igual ambas disciplinas, con sus matices, claro: "En mi opinión, el 100 m vallas es más complejo que el 60 m, puesto que cinco vallas adicionales se notan mucho y hace falta tener más aguante y resistencia. Ambas pruebas me gustan mucho y son distintas; aun así, el hecho de que el aire libre se haga en verano y sea más complejo hace que me llame más la atención".

Sobre los aspectos en los que considera que tiene más margen de mejora, comenta: "Realmente, tengo un gran margen de mejora tanto en la velocidad, como en la resistencia y en la técnica de vallas. Todavía soy muy joven y las vallas es una de las pruebas que requiere gran madurez para llegar a la plenitud". Sabias palabras, quizás resultado de los millares de horas escuchando a su todo: padre, entrenador, consejero… Rafa Blanquer Alcantud (pónganse por favor de pie un instante si están sentados). El pionero patrio en aterrizar a más de 8.00 m en el foso de longitud lleva décadas sentando cátedra a orillas del Turia, lo que enorgullece sobremanera a su vástago: "Mi padre tiene la experiencia, la sabiduría y los conocimientos necesarios para poder hacer grandes campeones. Él es un experto para ajustar en cada momento lo que toque y llegar al máximo nivel en las competiciones importantes".

Su madre, vallista coleccionista de medallas

Antes de crecer a pasos agigantados bajo la égida de su ilustre progenitor, Paula disfrutó, desde bien pequeña, de los consejos de toda una campeona mundial de salto de longitud en Sevilla 1999: "Llevo haciendo atletismo desde los seis años; en cadete pasé a entrenar con Niurka Montalvo y fue una época muy bonita porque disfruté mucho y aprendí muchos conocimientos con ella. Niurka me entrenó sobre todo en longitud, aunque también en vallas; considero que fue una atleta excepcional y actualmente una muy buena entrenadora. Creo que es importante que los entrenadores hayan sido atletas, ya que así conocen a la perfección las sensaciones de sus atletas, puesto que han pasado por ello, y un ejemplo claro es Niurka Montalvo. Siempre he estado en el Valencia Club Atletismo, he pasado también por otros entrenadores muy buenos como Ana Torrijos, Rafita Blanquer (su hermano) y desde la sombra mi madre, Begoña Iglesias".

Sobre el reparto de funciones entre padre e hijo, comenta: "Mi padre ha sido quien ha estado programando mis entrenamientos estos cuatro últimos años, es quien planifica y supervisa a todo el grupo de entrenamiento y siempre ha estado conmigo en ellos, pero Rafita hijo ha estado al lado de mi padre en los entrenamientos y está aprendiendo las técnicas de mi padre". La mención de Paula a su madre dista mucho de ser gratuita y es que Begoña Iglesias (Madrid, 1967) fue una de las mejores especialistas de su época en los 400 m vallas, medallista de bronce en el Campeonato de España Absoluto de 1987: "A mucha gente se le olvida quién es ella. Mi madre ha sido numerosas veces campeona de España, me ha llegado a enseñar más de 20 medallas en campeonatos nacionales de todas las categorías y está muy contenta por todo lo que estoy consiguiendo, pero no por los triunfos, sino porque sabe que lo disfruto y me ve feliz. Desde la sombra me apoya en todo".

Finalista en el Mundial de Cali con récord de España

En 2021, a sus 18 años recién cumplidos, Paula era una sub20 de buen nivel, finalista en el Nacional de Monzón y acreditada en 14.51, pero el huracán que se desataría el año siguiente, el ya finiquitado 2022, pocos podrían haberlo barruntado: "Sí, me sorprendió mucho el poder bajar tanto mi marca de vallas".

Influyeron muchos factores, pero especialmente fue que me lo creí y pude ver que tenía potencial. Venía de una época un tanto rara, donde estaba en 2º de Bachillerato y no estaba muy centrada en el atletismo, pero el año pasado empecé una etapa nueva que me vino muy bien. También, el tener a mi familia, sobre todo mi madre y mi hermana, me ayudó mucho". Esa mejora que refiere Paula se tradujo en bajar ¡hasta 13:34! su tope personal, batiendo el récord de España sub20 en las semifinales del Mundial de Cali, donde abrazó un excelente sexto puesto en la gran final: "Para mí fue una de las mejores experiencias que he vivido. Fui muy tranquila mentalmente, con el objetivo de disfrutar y pasármelo muy bien. En Cali fue donde pude demostrar lo que valía y pude mejorar aún más mi marca, creo que ha sido una de las mejores actuaciones que he tenido hasta el momento en mi carrera deportiva".

Como la inmensa mayoría de estas maravillosas generaciones que vienen pisando fuerte en el atletismo español, Paula no se arrugó lo más mínimo al afrontar la competición más importante de su vida: "La presión no fue un problema en Cali, principalmente por mi forma de ser. Soy una persona con una buena mentalidad y sé manejar mis nervios y sentimientos; pienso que eso tiene mucho que ver con los valores que me han inculcado, especialmente mi madre, que siempre me ha transmitido una filosofía llena de amor y sin presión. Que todo lo que haga, lo haga con ilusión y con motivación, nunca por obligación".

Obviamente, y a pesar de su explosiva velocidad de reacción, no estuvo Paula presente en el histórico salto de 8.01 m de quien después se convertiría en su padre y mentor, pero los ecos de aquel histórico 27 de mayo de 1976 sí le han llegado: "Fue muy importante para él, porque además de ser el primer español que rompió la barrera de los ocho metros en longitud, le valió como mínima para asistir a los Juegos Olímpicos de Montreal 1976. La vida de mi padre gira totalmente en torno al atletismo; se desvive totalmente por sus atletas, incluyéndome a mí, trabajando diariamente para ellos; se entrega totalmente, al igual que en su época de deportista".

En sus inicios, Paula también probó las mieles de la longitud: "Tanto la longitud como las vallas me han gustado mucho desde siempre, tengo un muelle en el pie y eso es lo que me hacía saltar mucho en longitud, pero quien me empezó a inculcar los conocimientos en la vallas fue Ana Torrijos, a quien entrenaba mi padre. Hasta hace poco, entrenaba las dos pruebas y finalmente me decanté por las vallas, pero, aun así, no descarto hacer de vez en cuando alguna longitud para despejarme". Serán pues las vallas donde aspirará a alcanzar las más altas cotas en el futuro, eso sí, las vallas altas, descartando la especialidad en la que brilló su madre. "Estoy muy orgullosa de ella, porque pienso que (el 400 m vallas) es una de las pruebas más difíciles, ya que supone velocidad y resistencia al mismo tiempo. Por eso mismo, yo no me veo haciendo esa prueba, no tengo la suficiente resistencia para aguantar una prueba así, mi punto fuerte es la velocidad", sentencia con determinación.

Llegan las barreras más exigentes

Su mejoría cronométrica de este invierno debería traducirse en otro bocado a sus 13.34 a cielo abierto y le planteamos sin rodeos la posibilidad de romper la muy exigente cota de los 13:00, hito que solo dos atletas nacidas en España, María José Mardomingo (12.89) y Caridad Jerez (12.94), han conseguido. "Soy una persona muy positiva y a la que le encantan los retos, por tanto, no descarto estar cerca de esa marca. Es obvio que es difícil y se necesita mucho trabajo para conseguirlo, pero iremos a por todas", desafía. En esa misma tesitura de cruzar el Rubicón del número maldito de los supersticiosos se encuentran nuestras dos mejores vallistas de esta aún incipiente década, Teresa Errandonea (8.00/13.04) y Xènia Benach (8.06/13.03), a las que Paula radiografía y disecciona con detalle: "De Xènia destacaría su gran progresión y resistencia conforme va pasando cada valla, da la sensación de que las carreras no se le hacen largas y llega con facilidad a meta. De Teresa destacaría su fortaleza, ya que físicamente se le ve con unas muy buenas condiciones; además, tiene una buena técnica y muestra mucha garra en cada carrera".

Las cotas de los 8.00 y de los 13:00 son el sueño de cualquier vallista que pretenda ingresar en la élite internacional y le pedimos que compare su dificultad: "Ambas barreras me haría muy feliz romperlas, es algo que es muy complicado, pero no imposible. En mi opinión, bajar de 13.00 es más difícil, ya que supone preparar 10 vallas. Desde luego, yo voy a esforzarme por bajar ambas y dar lo mejor de mí". Aunque es bien sabido que rentabilidades pasadas no garantizan rentabilidades futuras, lo cierto es que en el último Europeo Sub23 celebrado en Tallin, las tres atletas que descendieron de los elitistas 13.00 fueron quienes se colgaron la medalla al cuello. Ello, unido a su imparable progresión, la implica de lleno en el debate sobre los puestos de honor, a pesar de ser su primer año en la categoría: "Mi objetivo este verano es mejorar marca y poder estar rondando los 13 segundos, sí que me veo peleando por las medallas y sacando esa garra necesaria para poder lograr los objetivos".

En ese Europeo Sub23 que tendrá lugar en la finlandesa Espoo del 13 al 16 de julio, Blanquer se medirá con las mejores especialistas continentales, muchas de las cuales presentan físicos imponentes, algo que a la liviana Paula, 1,62 m de estatura y 52,5 kg de peso, no le amilana ni arredra lo más mínimo. "Para nada, justamente en las vallas de chicas no es tan importante la estatura; sin embargo, la altura de vallas de los chicos es muy alta y ahí sí que se nota más. Las vallas se basan en tener una buena técnica y ser rápido encima y entre las vallas. Por ejemplo, una atleta de mi padre, Glory Alozie, medía 1,55 m y tenía una marca de 12.44 en los 100 m vallas".

Si en el atletismo tuvo que decantarse entre la longitud y las finalmente victoriosas vallas, a nivel académico no afrontó jamás dilema similar. "Desde pequeña siempre he querido ser maestra, me ponía una pizarra en mi habitación y hacía como si fuese profesora". Lo que falta por decidir, tiempo habrá, es si renunciará unos años a su vocación de maestra para impartir magisterio sobre el tartán: "Ahora estoy muy centrada en el atletismo, por tanto, en unos años ya veré qué es lo que más me compensa; de momento quiero disfrutar de esto que me da muchos momentos buenos".

Ante el inminente Campeonato de España Absoluto de Gallur, Paula, que ya ganó su primera medalla senior el pasado verano en Nerja igualando a su progenitora con un bronce, explica: "Yo estaría muy feliz con un bronce en Madrid, pero con un oro o plata más, así que yo iré a por todas y sea lo que sea estaré feliz por el esfuerzo dedicado en esta temporada. Me gusta evolucionar, así que no me conformaré con cualquier cosa". La que avisa no es traidora, es Paula.

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