
Ana Peleteiro gana el oro y unifica los títulos continentales bajo techo y al aire libre.
Bronce de Lester Lescay en longitud. Abel Jordán cuarto en los 60 metros vallas. Quintos puestos de Jaime Guerra (longitud) y Esther Guerrero (1500). Asier Martínez, séptimo en las vallas. Paula Sevilla e Iñaki Cañal estarán en la final de 400.
La colección de medallas más deslumbrante de nuestro atletismo actual daba arranque a la sesión vespertina: bronce olímpico (2021), mundial indoor (2019 y 2024) y europeo outdoor (2018); plata continental bajo techo (2021); campeona de Europa en pista cubierta (2019) y al aire libre (2024). Ana Peleteiro-Compaoré, líder del año (14.33), gran favorita, arrancaba con un nulo raquítico (90 milímetros) que aterrizó más allá de los 14 metros (mucho más allá). En el segundo afinó su ritual. Petición de palmas al público, grito salvaje de liberación de energía, diálogo en voz alta consigo misma… carrera de zancadas tan amplias como potentes… hop… step… jump… Y aterrizaje a 14.20. Cara de satisfacción por ponerse líder y de confianza en que las cosas todavía podían ir mejor. La compartía con su entrenador, Benjamin Compaoré, que en la grada movía la cabeza sonriendo en un gesto inequívoco: “Sabes que se puede más”.
Extendía Ana la toalla a la salida de la curva del 50, mantenía el calor de sus músculos ayudada por una camiseta de manga larga -la misma que, en la presentación del evento, le sirvió para señalar la palabra España con los dedos cuando la cámara se detuvo en ella-, sorbitos breves de agua y mirada perdida a la tribuna, totalmente concentrada en su tercera tentativa. No cogió tabla (se dejó 29,1 cm) y aún así cayó 13.99 metros más allá. De nuevo cruzar las seis calles del anillo azul, recibir las instrucciones del míster y descansar lo máximo posible (pues el concurso, de ocho contendientes, transcurría con evidente celeridad) renunciando al cuarto brinco. Afrontó el quinto sabiendo que era casi imposible que se fugase el oro, así que el foco estaba más en aumentar el metraje particular que el cuerpo a cuerpo con unas rivales que seguían sin sobrepasar los 14 metros; a pesar de los más de 12 centímetros que se dejó en tabla implementó su mejor marca del año, que es lo mismo que decir el mejor registro europeo de la temporada (14.37). Así las cosas, el sexto se antojaba una mera cuestión de disfrute, autohomenaje… pero la rumana Diana Ana Maria Simon se fue lejos y le puso algo de pimienta al asunto, hasta que en el videomarcador apareció un 14.31 y cualquier incógnita quedó disipada antes de la última tentativa de Ana, que entre tantas y lógicas emociones resultó nula. Octava medalla de su vitrina -la 129ª de las conquistas por España Atletismo en la historia de esta competición- y unificación de los cetros continentales en pista cubierta y al aire libre. Europa solo tiene una CEO del triple salto y habla español con delicioso acento gallego.

Continuó la fiesta en la final de longitud con Lester Lescay y Jaime Guerra siendo protagonistas. El primero, empezando con un nulo, pero corrigiendo en el siguiente para ponerse en cabeza del concurso con 8.12. El segundo con igual inicio y un siguiente intento de 8.06. El tercero no fue válido para ninguno de los dos. Lo mismo que el cuarto para Aerolíneas Guerra (Lester, el muslo izquierdo vendado, como en la clasificación, decidió pasar y reservar un poquito su maltrecho físico). Misma dinámica para ambos en el quinto, con la novedad de que el italiano Mattia Furlani igualaba los 8.12 de Lester y se colocaba líder merced a un mejor segundo salto (8.10 por nulo del español) y era replicado poco después por el búlgaro Sarâboyukov (8.13). El panorama antes del definitivo intento era un tercer puesto de Lester y un quinto de Jaime. Las cosas no mejoraron en el sexto para Jaime, que aterrizó mal y, tras llevarse la mano al isquio con evidentes gestos de dolor, tuvo que ser atendido por la asistencia médica y abandonar el pabellón en camilla como quinto de Europa. De sobresaliente lo suyo. Tampoco para Lester, que incapacitado para la réplica por sus problemas físicos empaquetaba su bronce con el resquemor de no poder morir matando. Actuación de casta la del discípulo de Luis Felipe Meliz que, en su estreno con el equipo nacional, nos proporciona una medalla en ‘longi’ 20 años después del oro de Joan Lino en Madrid 2005.

Disfrutamos la final de 60 metros vallas de aquella manera, pues poco antes del comienzo recibíamos una noticia desalentadora, la peor de la tarde sin duda: Quique Llopis, uno de los grandes favoritos, se lesionaba en el calentamiento. Compensó mínimamente el varapalo la cuarta plaza del fenómeno Abel Jordán (7.54, a una centésima de su mejor marca), ratificando un estado de forma bestial ante su futura presencia en los lisos (donde llega como colíder de la temporada). Fue también el regreso de Asier Martínez a una gran final, aunque tras una buena salida tocó algunas vallas y su ritmo se vio perjudicado hasta acabar séptimo con 7.68. Triunfó el polaco Jakub Szymanski (7.43) seguido del francés Wilhem Belocian (7.45) y su compatriota Just Kwaou-Mathey (7.50). Vista la regularidad de Llopis por debajo y en los albores del 7.50 este curso, y rememorando su aparatosa caída de 2023… hay razones para creer en la mala suerte. Menos mal que los campeones siempre se levantan y él es uno de tamaño XXL.

La tercera final europea de 1500 a cubierto que disputaba Esther Guerrero (tiene otras dos en 800) se saldó con un buen quinto puesto (4:09.45) en una imprevisible y emocionante carrera en la que resultó vencedora la francesa Agathe Guillemot (4:07.23) y en la que la líder del año, medallista olímpica y gran favorita, la británica Georgia Hunter Bell solo pudo ser cuarta. Esther se mantuvo bien colocada en todo momento, y tras quedarse cortada a poco de concluir supo resurgir en los últimos setenta metros para defender su estatus (nunca ha acabado más allá del quinto en sus tres finales de ‘milqui’). Una atleta de 35 años, recordemos. Tremenda.
En la primera de las dos semifinales de 400 metros la sensación de euforia por una jornada brillante se mantuvo, pues Paula Sevilla ganaba con 51.23 (a tres centésimas de su marca personal) y se adjudicaba plaza directa (pasaban las tres primeras de cada carrera más los dos mejores tiempos) para la final de mañana (21:50). No estará allí otra de nuestras grandes damas de la doble vuelta al óvalo, Eva Santidrián, que se dejó el alma en la segunda para acabar quinta con 52.82.
Acto seguido llegó el turno de los chicos, con Markel Fernández poniendo el broche de oro (en el plano individual, le queda el relevo, al igual que a Eva) a su estreno absoluto con la selección en 46.82 (cuarto). En las preliminares de por la mañana había firmado marca personal con 46.19. No dejaremos de escuchar su nombre en los próximos años, demasiado talento para como para pasar desapercibido. En la segunda y definitiva semifinal intervino un Iñalki Cañal al que los problemas en su tendón no impiden rendir a altísimo. El premio a tanta tortura cada vez que mete los clavos en el tartán fue un segundo puesto (46.24) y pase directo a la lucha por las medallas, donde a nada que remita el dolor… mucho cuidado con él. Y para concluir el capítulo de la velocidad larga un dato precioso: es la primera vez en la historia en la que tendremos un hombre y una mujer en las respectivas finales de un Europeo bajo techo.
Buen final de jornada para los intereses de España Atletismo. Teníamos tres vallistas con opciones de meterse en la final de las 21:53, donde accedían los tres primeros de cada una de las dos semifinales y el par de tiempos más rápidos entre los restantes. Nuestros dos finalistas olímpicos, Quique Llopis y Asier Martínez, partían codo con codo en la primera, calle cinco y seis respectivamente. Enésima entrega (7.48 y 7.49 como mejores prestaciones de siempre) de una excitante rivalidad plagada de medallas y puestos de prestigio en la élite internacional… y eso que ninguno ha cumplido todavía los 25. El reloj interno de Quique Llopis le llevó a 7.49, a una centésima de su récord de España, la enésima vez este año que finaliza en los albores de esa marca. Segundo tras el que se atisba como uno de sus grandes rivales por las medallas, el francés Wilhem Belocian (7.44). Asier terminaba cuarto (7.56) y tuvo que sufrir un poco en la silla caliente hasta saber que se clasificaba por tiempos, igual que Abel Jordán, la perla de 21 años que te corre los 60 con y sin vallas a igual nivel de destreza, que fue cuarto en la segunda con 7.58. Traducido: ¡Histórico! ¡Los tres dentro! El mejor precedente anterior era dos (en 1988 Carlos Sala fue bronce y Javier Moracho sexto).
