
Markel Fernández, Manuel Guijarro, Óscar Husillos y Bernat Erta acaban segundos en el 4 x 400 y baten el récord de España
Marta García en los 3000 metros y las chicas del relevo, cuartas con otro fabulosos récord de España, y Elvin Josué Canales quinto en los 800 metros. España concluye 9ª en el medallero y cuarta en la clasificación por puntos gracias a sus 4 preseas y 15 finalistas, doblando las de Estambul 2023 e igualando los de Glasgow 2019.
El joven Markel Fernández -talento, ímpetu y espectáculo a partes iguales- junto a Manuel Guijarro, Óscar Husillos y Bernat Erta (en ese orden), los tres presentes en la plata de Glasgow 2019, veteranos de una generación multigalardonada. Con ese cuarteto de lujo nos presentamos en la final del relevo 4 x 400 y obtuvimos el mismo premio que hace seis inviernos porque… somos muy buenos, no hay otra manera de expresarlo. Bien la actitud, bien los cambios, bien las luchas en el cuerpo a cuerpo, bien los trucos del oficio, ligeros frenazos y aperturas en las curvas para hacer que los rivales recorriesen más metros. Imposible destacar un solo nombre en un equipo tan engrasado. Una solidez pocas veces vista en la élite que nos regala una nueva presea y un récord de España fabuloso: 3:05.18. Ganó Países Bajos con 3:04.95 y el bronce (3:05.18) se lo cedimos a una institución de los relevos, Bélgica. Los parciales, por aquello de que figuren blanco sobre negro para la posteridad (aunque hoy fue más una lección de corazón que de cronómetro, y eso que el cronómetro sonrió) fueron: 46.90, 46.70, 46.00 y 45.58.
Salieron después las chicas a imitar a sus compañeros del 4 x 400 y lo consiguieron parcialmente, pues pusieron el récord nacional (3:25.68, a solo 43 centésimas de la plusmarca outdoor) a nombre de Paula Sevilla (51.54), Eva Santidrián (51.50), Daniela Fra (51.26) y Blanca Hervás (51.37) rozando las medallas. Arribaron cuartas tras la todopoderosa Países Bajos de Bol y Klaver (3:24.34, récord nacional y de los campeonatos), una imperial Gran Bretaña (3:24.89) que por momentos hizo dudar al Omnisport Arena y la República Checa (3:25.31), que se nos echó encima cuando ya teníamos la boca bañada en bronce. De nuevo un trabajo muy serio de todas las relevistas, buenas entregas y competitividad extrema en las luchas individuales. No hay metal, pero sí seguridad en que estas mujeres nos van a regalar momentos de mucha felicidad; de momento, ¿quién nos quita todo lo disfrutado esta temporada con el 400 femenino español en pista cubierta? Pues eso, nadie. Y acabamos con un dato para la historia: jamás se habían batido los récords masculino y femenino del 4 x 400 el mismo día.

Marta García, jefa de nuestro fondo, plusmarquista nacional short track de 2000, 3000 y 5000, se presentaba a la final tras haber mostrado un nivel (físico y táctico) abrumador en la clasificatoria de ayer (segunda con 9:08.23 tras tirar el último mil en 2:44.23). Estaba lista para volver a brillar en un Europeo, esta vez bajo techo (fue bronce el pasado verano en Roma), y lo hizo, aunque la presea de ese color se le escapase en los últimos metros (4ª, 8:53.67) por obra y gracia del arreón final de la portuguesa Salomé Afonso (8:53.42, segunda chapa tras la plata del ‘milqui’). Previamente habían cruzado la meta la irlandesa Sarah Healy (campeona con 8:52.86) y la líder europea del año, la británica Melissa Courtney-Bryant (8:52.92).
Marta calcó la estrategia de la semi y se puso a tirar a partir del 2000 (registrado en 6:03.10 tras un primer kilómetro en 3:10.10), pero en esta ocasión la carrera había ido más rápida entre esos dos parciales y la capacidad de hacer daño en el último se resistió (lo cubrió en 2:50.47). Una nueva actuación sobresaliente de la palentina con el mono de España Atletismo, más si tenemos en cuenta que besó el suelo en la segunda vuelta, se vio obligada a cerrar el hueco lo antes posible (lo hizo de matrícula de honor) y mediada la carrera tuvo que sortear a Maureen Koster, que también se cayó y acabó abandonando la pista en camilla.

Elvin Josué Canales ha cambiado su estatus en el atletismo español en menos de un año. A sus 23, esta era la segunda internacionalidad absoluta (se estrenó con la rojigualda en los Juegos Olímpicos) del discípulo de Carles Castillejo, quien exhibió una frescura esperanzadora en eliminatorias (victoria con 1:45.93) y semifinales (segunda con 1:45.69), lo que no siempre es sencillo cuando llevas un dorsal azul que te acredita como el líder europeo del curso (1:44.65, récord nacional) y todas las miradas se posan sobre tus tirantes. Planteó una carrera valiente, tras el belga Eliott Crestan (plata), uno de los principales favoritos, y ganando varias batallas al holandés Ryan Clarke (que le dobla en corpulencia pero no en decisión), pero fue perdiendo resuello en el último cien, superado por el futuro ganador (el local Samuel Chapple (1:44.88, récord nacional) y, poco después, ya en la recta, también por el irlandés English (bronce) y el italiano Tecuceanu, lo que le reportó la quinta plaza y un crono de 1:45.88 (tres días consecutivos corriendo en el mismo segundo).

Maribel Pérez volvió a abrir la jornada (clausura de la actividad en Apeldoorn 2025), como había hecho con la matutina. Calcó también el crono que le dio acceso a la penúltima ronda de los 60 lisos (7.17), a solo dos centésimas de su récord de España (la quinta vez esta temporada que rompe la barrera de los 7.20). Entró cuarta. Pasaban a la final las dos mejores y los dos tiempos más rápidos, así que tocaba comerse los nervios en la silla caliente a la espera de que no la superasen ninguna de las otras dos semifinales, cosa que no sucedió, pues en la siguiente carrera la checa Karolina Manasová se clasificaba tercera batiendo el récord de Europa sub 23 (7.10), aniquilando de golpe las esperanzas de la sevillana. Allí estuvo presente Jaël Sakura Bestué sexta con 7.22, lo que significaba que no tendríamos presencia en la fiesta que decidiría la lucha por las medallas. La entrada fue carísima: habría que haber batido holgadamente el récord nacional (el último tiempo en entrar fue 7.10). Dentro del lógico bajón (hablamos de dos competidoras salvajes que están marcando una época en nuestra velocidad) había que sonreír un poquito: desde hace 40 años no teníamos dos sprinters en las ‘semis’ de un Euroindoor.
