La vida da muchas vueltas y en el caso de Solange Andreia Pereira da Ponte (Valença do Minho, 12-12-1989) podríamos decir que su trayectoria vital y atlética ha sido un auténtico torbellino. De niña, dejó su Portugal natal para criarse en la isla canaria de Fuerteventura. En 2007, se marchó a Galicia para cursar sus estudios universitarios. Dos años después, pudo disfrutar al fin oficialmente de su nueva nacionalidad como española. Y ese fue el gran catalizador de una carrera deportiva (fundamentalmente radicada entre Cangas de Morrazo y Pontevedra, pero también con etapas en Madrid y Burgos) que la llevó a acumular 16 internacionalidades absolutas con #EspañaAtletismo (que incluyeron cuatro medallas europeas en el relevo mixto de cross y dos oros en Campeonatos Iberoamericanos), así como a cosechar seis títulos nacionales absolutos en pista (1500 y 3000 m) y, de forma arrolladora, otros ocho en la milla en ruta.
En esta entrevista, Soli habla de sus primeros pasos y referentes, de su “padre” y “mentor” en el atletismo (Carlos Landín), de sus mejores momentos con #EspañaAtletismo, de su doble condición de indiscutible reina española de la milla y atleta de club, de su carrera más rápida en 1500 m, de su fallido intento de salto al 5000 m y del principal motivo de su reciente retirada. Pero además, esta licenciada en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte y poseedora del título de Entrenadora Nacional (que pronto empezará a curtirse en el mundo laboral como responsable de una importante tienda de deportes en Salamanca) revela todo lo que le ha dado el atletismo… y que ahora espera aplicar en su “camino hacia la felicidad”.
Soli, naciste en Valença do Minho, muy próxima a la frontera española con Galicia, y con nueve años te fuiste a Fuerteventura por motivos laborales de tus padres. ¿Cómo te picó el gusanillo del atletismo en esos primeros años de tu vida, y cómo fueron tus primeros pasos?
Siempre fui una niña muy inquieta, muy competitiva. El atletismo llegó por casualidad… Cuando aún vivía en Portugal participé en varias carreras, y en todas había demostrado tener cualidades. Pero fue en Fuerteventura donde conocí el atletismo como deporte, cuando mi primer entrenador, Fran Herrera, me descubrió en el colegio.
¿Por qué te decantaste en concreto por el mediofondo? ¿Tuviste algún referente o ídolo en esas pruebas de niña, o cuando ya competías más como adolescente?
Realmente ha sido algo natural y porque se me daba bien correr. En las pruebas técnicas no mostraba tantas aptitudes, aunque llegué a hacer longitud y alguna incursión en las vallas, pero no era lo mío. Cuando haces algo en lo que destacas es por lo que al final te decantas. Por lo demás, referentes siempre tuve… Atletas como Fernanda Ribeiro y Natalia Rodríguez.
De tu destacada trayectoria con #EspañaAtletismo nos ocuparemos en un artículo aparte, pero ¿cuáles consideras, por orden, como tus cinco mejores momentos defendiendo la camiseta española?
El primero sería el Europeo de Cross de Tilburg 2018, donde quedamos campeones de Europa con el relevo mixto. Después, Londres 2017, que fue mi único Mundial de pista. El tercero, Ámsterdam 2016, donde logré ser finalista en 1500 m en un Campeonato de Europa. A continuación, el Campeonato de Europa por Equipos de Bydgoszcz 2019, en el que quedé tercera en los 3000 metros. Y el quinto, el Europeo Sub23 de Kaunas 2009, que fue mi primera internacionalidad después de conseguir la nacionalidad española.
Por lo demás, tu carrera atlética destaca especialmente por tu condición de indiscutible reina de la milla en ruta, con esos ocho títulos de campeona de España (¡Siete de ellos consecutivos entre 2012 y 2018!). ¿Qué valor le concedes a esos títulos? ¿Por qué te gustaba tanto esa prueba y te especializaste tan notablemente en ella?
Como dato curioso, mi primera carrera en Canarias fue una milla. Concretamente, la Milla de San Diego en Gran Tarajal, en Fuerteventura, que a día de hoy se sigue celebrando. Realmente no sabría decir lo que me ha pasado con esta distancia… Me divertía mucho, y siempre me he tomado las millas como un juego. Creo que es una prueba que me alejaba de la presión que pasamos los atletas en pista y, no quiero que suene prepotente, pero considero que fui una atleta que se desenvolvía muy bien en carreras tácticas. Las echaré mucho de menos. España tiene una gran tradición de millas, y ojalá duren mucho, porque gracias a ellas los atletas nos acercamos más a nuestro público y eso nos hace un poco más visibles.
Respecto al 1500 m, lograste tu mejor marca en el Meeting de Rabat de 2017 (4:06.39, 14ª española de todos los tiempos), semanas antes de acudir al Mundial de Londres. ¿Fue ese verano el que más en forma estuviste? ¿Te dejó satisfecha ese crono como techo de tu carrera, o crees que lo podrías haber mejorado en otro momento?
La Diamond de Rabat fue la carrera que llevaba esperando años. No considero que ese fuera el verano en el que estuviera más en forma, pero tuve una gran oportunidad y no la desperdicié. Os puedo asegurar que ese día en el estadio era la atleta más feliz de todas... Muchas veces los atletas perdemos la confianza en nosotros mismos por diversos motivos. En mi caso, algunos de mis quebraderos de cabeza eran relativos a encontrar una carrera de nivel, con buenas liebres, cosa que en carreras femeninas es muy difícil de encontrar.
Defendiste a tres clubes en tu carrera, y especialmente durante muchos años a un Valencia Club Atletismo al que aportaste no pocas victorias. ¿Qué recuerdos destacarías de esa faceta?
Soy una atleta de club. Así me formaron en la cantera del E.A.M.J. Playas de Jandía, pasando por el Bikila y terminando en el Valencia. Desde niña, cuando iba con mi primer club, veía por aquel entonces al Valencia Terra i Mar como el club referencia, el club al que toda atleta aspiraba a poder entrar porque ahí estaban las mejores. Para mí fue un sueño poder entrar en las filas del Valencia, y desde el primer día me comprometí tanto con el club como con mis compañeras para dar lo mejor. Somos una familia y, lejos de lo que muchos pueden pensar, en nuestro club no hay egos ni estrellas: somos un equipo unido en lo bueno y en lo malo.
Una de las cosas que más me ha dolido de dejar el atletismo es no poder ayudar más a mi club, y me voy con grandes recuerdos, algunos muy sufridos. Destaco la calidad humana y me llevo a grandes amigas y amigos. Solo tengo palabras de agradecimiento; creo que el cariño es mutuo.
El momento de la despedida lo anunciaste esta primavera, con 33 años que es una edad relativamente temprana. ¿Qué motivos te llevaron a tomar esa decisión? ¿No había objetivos deportivos que te impulsasen a seguir?
No había motivación. Ese ha sido el gran motivo: un motor sin combustible no funciona, y el mío llevaba un tiempo en la reserva. Siendo sincera, los objetivos deportivos a los que podría aspirar estaban cada vez más difíciles. Puede que también la confianza en mí misma ya no fuera la misma, pero cuando ya ni siquiera te ilusiona ir a los entrenamientos es muy complicado seguir.
Sin embargo, en el invierno de 2022 lograste brillantemente tu primer título nacional absoluto en 3000 m bajo techo (sumándolo a los cinco que lograste en 1500 m entre 2015 y 2017, entre pista cubierta y aire libre), y luego intentaste dar el salto al 5000 m. ¿Por qué no cuajó esa subida de distancia?
Así fue: el 3000 m de Ourense fue para mí como una especie de terapia. Sentirme después de un tiempo una atleta competitiva y solvente hizo que creyera en mis posibilidades y que cerrara de cierto modo una racha muy mala de la que venía. Mi salto al 5000 m realmente no fue un salto. No estuvo bien planteada esa temporada, junto con mi entrenador Carlos Landín analicé nuestros errores. Hubo muchas carreras de 1500 m por el medio que hicieron que nos desviáramos del objetivo y llegué al Nacional de Nerja con serias dudas de si estaba participando en la prueba que me correspondía. Aun así, salí en el 5000 m, pero mi cabeza no estaba preparada para afrontar esa distancia. Creo que en otro momento, con mejor actitud, una carrera de esas características tal y como se desarrolló hubiera sido un escenario perfecto para aspirar a lo máximo.
¿Qué te llevas del atletismo después de todos estos años?
Me llevo muchísimo: una forma de vida. Parece recurrente pero es la verdad. Me llevo valores, experiencias increíbles, emociones que probablemente algunas no las vuelva a sentir, y muchas cosas más. Pero sobre todo me llevo a personas. El atletismo me ha dado a mucha gente que ya forma parte de mi vida para siempre.
Has tenido varios entrenadores en tu trayectoria. ¿Podrías resumir brevemente qué es lo principal que te aportó cada uno de ellos?
Todos y cada uno de ellos me han aportado grandes vivencias. Voy a nombrar al que más me ha marcado, porque para mí es mi padre. Carlos Landín ha sido sin duda mi mentor. Hemos sido padre e hija tanto en el terreno de juego como fuera; por eso también hemos pasado por malos momentos, nos hemos enfadado, reconciliado y ahora debatimos. Es una de las personas más especiales que me ha dado este deporte y a la que más le debo, porque siempre ha creído en mis posibilidades; incluso más que yo misma. Lo que más destaco de Carlos es su corazón y el amor por nuestro deporte. El atletismo será siempre su mejor compañero de baile.
Y a partir de ahora, ¿cómo te planteas tu vida después de la retirada? ¿Vas a seguir vinculada a este deporte en mayor o menor modo?
Mi vida ha cambiado mucho en muy poco tiempo; sigo vinculada al deporte pero de otra manera. De momento no puedo contar mucho más; solo que estoy descubriendo el mundo laboral y sobre todo a otra Solange que, gracias al atletismo, tiene claro cuáles son sus convicciones. Ahora mismo disfruto de mi camino hacia la felicidad.