El Mundial de Mohamed Katir el pasado mes de agosto en Budapest fue digno de un guion de Netflix: tuvo drama, tuvo revancha, tuvo redención, tuvo alegría y tuvo emoción hasta el último segundo, y además dejó un final abierto para la ‘siguiente temporada’, en la que los protagonistas volverán a verse las caras en París.
El campeonato para Katir comenzó con una eliminación en semifinales del 1500, prueba en la que defendía el bronce conquistado un año antes en Oregón. El plusmarquista español habló de sentir “tristeza” y “rabia”, y de haberse “enfadado” consigo mismo por no haberse clasificado a la gran final. Sin embargo, lejos de hundirse, Mo demostró que es un atleta de otra pasta, hecho a sí mismo y con la inestimable guía del ‘maestro’ Gabi Lorente.
Cuatro días después de la eliminación en el ‘milqui’, Katir salió a dar un golpe sobre la mesa en la semifinal del 5000. La ganó con 13:35.90 y la sensación de que en la final había que contar con él para todo. Un aviso a navegantes.
En la noche del 27 de agosto, el murciano entró de lleno en el Olimpo de los pisteros españoles. Nunca uno de los nuestros se había colgado una medalla mundial en los 5000 metros, y Katir ya llevaba al cuello el bronce del 1500 en 2022. En Budapest, Mo ganó la plata en un ‘cinco’ que incluía a 13 atletas sub13 y a seis que saben lo que es bajar de 12:50. Solo se le escapó uno... Y por muy poco.
Apenas 14 centésimas le sobraron a Katir, que a 300 metros alargó su fina zancada para desmarcarse en esa pléyade de fondistas. Tan seco fue su ataque que ninguno de sus rivales lo vio venir ni pudo responder, y en la última curva toda España soñaba con el oro del murciano. Luego emergería Jakob Ingebrigtsen, también con la mirada asesina tras ‘perder’ su segunda final de 1500 consecutiva, y junto a Katir protagonizaría una recta para el recuerdo.
Ambos tuvieron redención en las 12 vueltas y media de sus respectivas decepciones en el 1500, y Katir demostró al mundo que el noruego tampoco es invencible en el ‘cinco’ (de hecho, en Mónaco el pasado mes de junio le arrebató el récord de Europa, con 12:45.01). La obra de Mo se quedó a únicamente 14 centésimas de la perfección, esa que buscará durante los próximos siete meses encerrado en su garaje, o en las montañas de Sierra Nevada, poniéndose a punto para los Juegos Olímpicos.