A sus 28 años recién cumplidos, Yulenmis Aguilar pudo cumplir su sueño de ser olímpica y defender la camiseta de su nueva nacionalidad, cuyo objetivo llevaba persiguiendo desde que en 2019 decidió salir de su país de origen, Cuba, y venirse a trabajar a España, como licenciada de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte que es. En un año 2024 plagado de problemas físicos, tras su gran inicio de campaña en febrero, Aguilar pudo resarcirse de su mal Europeo en Roma, con un magnífico sexto puesto en París.
Ese sexto puesto de París, fue un gran resultado ¿Te ha dejado satisfecha tal y como fue la temporada?
Lo di todo esto está claro. Ahora estoy todavía recuperándome del hombro, porque acabé muy machacada y de hecho apenas he tenido vacaciones por ello. Tuve un inicio de temporada espectacular, el mejor de mi vida empezando en el Campeonato de España de Lanzamientos de Invierno con mi segunda mejor marca de siempre, en febrero y mirando al verano, pensaba que sería una locura después, pero estaba la incertidumbre de no saber cuándo llegaría la nacionalidad. Justo una semana después de conseguir la nacionalidad me rompí el hombro y tenemos claro que se debió mucho al estrés emocional que tuve ese período, a tener que hacer viajes por temas de burocracia y al final eso te desubica, descuidas ciertas cosas. No supe gestionar aquella situación y pasé dos meses muy mal, creía que no iba a llegar y de hecho casi no llego. Hay que quedarse con que salí de ello con la ayuda de mi entrenador Raimundo Fernández, que me convenció de que llevaba mucho luchando por ello y ahí estuvimos.
¿Qué nos cuentas de aquel debut con la camiseta de España en el Europeo de Roma?
Pues me llegó muy pronto en esa recuperación, creía que estaba, pero no era así, todo el mundo vio lo que pasó en Roma. Pero nos pusimos las pilas para recuperar bien todos los problemas que arrastraba y con la buena labor de mi entrenador llegamos a los Juegos como se vio. Está claro que pesa mucho la primera vez que vas a defender la camiseta de España, sobre todo por las expectativas que había sobre mí. Yo sabía que no estaba, pero cuando me puse la camiseta se me saltaban las lágrimas por todo lo que había tenido que pasar hasta ese momento. Para mí fue clave que aparte de no llegar bien, eché mucho en falta a mi entrenador allí. Él me lleva muy bien y sabe qué decirme en cada momento y estoy convencida que si hubiera estado allí habría pasado a la final, al menos.
Vámonos más atrás en el tiempo. ¿Cuándo y cómo te planteas tu salida de Cuba y venir a nuestro país?
Yo estaba fuera de la selección de Cuba, y varios amigos míos hicieron una concentración aquí en España para preparar el Mundial de Doha. Y así contacté con Raimundo Fernández, mi futuro entrenador. Todo estaba preparado para venir a primeros de 2020 pero por la pandemia no pudimos hasta finales de año. Llegué muy mal, rota físicamente por muchos sitios, pesaba casi 80 kilos, parecía que no había hecho deporte nunca, así de claro. No había perdido el brazo, como decimos los lanzadores, pero llegué fatal y nos pusimos a trabajar muy en serio.
¿Cómo fueron aquellos primeros meses con tu nuevo entrenador, nueva residencia, etc?
Desde el primer momento el “feeling” fue muy bueno. Llegué sin un euro en el bolsillo como todos los inmigrantes, pero Raimundo fue un padre para mí. Gracias a él me hospedé en su casa y ejercía de entrenador cuando tocaba y de padre cuando era necesario, y creo que esa es la clave de nuestra buena relación desde entonces. Yo había dejado todo en Cuba para perseguir un sueño y llegué con la mentalidad de que no regresaría a Cuba sin objetivos hechos, sin cumplir mi sueño y por eso busqué adaptarme rápido a la sociedad española y a los entrenamientos, a mi grupo… Estaba tan mal que Raimundo me propuso dejar la temporada en abril y recuperarme, pero yo no quise, porque quería adaptarme rápido y trabajar más. Me infiltré en las rodillas para poder seguir entrenando. Ahí tengo que agradecer a la Escuela de Lanzadores de La Coruña, que me acogieron como una más desde el primer momento, y también al club Sada que me recibió muy bien en aquel inicio, que tuve ficha con ellos. Lo más duro del inicio fue que llegué en pleno invierno y noté mucho el frío de La Coruña esos meses.
Aquel 2021 acabaste con 61,68, pero ¿qué tal los problemas físicos?
Me recuperé muy bien de las rodillas y ya no me volvieron a molestar más. A nivel mental empecé a ir mejor al ver que acumulaba y todo iba bien. En 2022 las pretensiones eran altas y yo sabía que tardaría poco en acércame a mi marca personal de entonces. Aquella temporada empezamos a trabajar muy pronto en agosto y fue todo muy bien. Y al final de la misma hice mi marca personal en el campeonato de España de Nerja, con 64,17. Pese a todo yo no tenía contacto con Federación Española para ver qué tal iba lo de la nacionalidad, sabía que estaba ahí el tema, el expediente, pero era mi abogado el que estaba con el tema y Raimundo el que tenía ese contacto con la RFEA.
¿Cómo te afectaba anímicamente no saber cuándo llegaría la nacionalidad?
Hacía buen trabajo mental para no estar pendiente de ello. Mi entrenador me decía que con un Mundial o en Europeo no se acababa el deporte, y potenciamos poder hacer pruebas de la Diamond League y otros mítines, para no estar tan pendiente de lo otro.
Al año siguiente, te quedaste en 61,17, ¿hubo algún problema en la preparación?
No realmente, íbamos bien, pero no salía un mejor resultado y después de esa marca en julio decidimos parar, para centrarnos en el objetivo de 2024, en los Juegos Olímpicos, porque en nuestro plan estaba ir allí, aunque aún no tenía la nacionalidad española. Empecé bien como ya hemos hablado, en febrero con esa buena marca, pero el tema emocional ante la incertidumbre nos ha afectado bastante.
Cuéntanos cómo has vivido toda la experiencia de los Juegos Olímpicos, todo el proceso desde que supiste que estabas seleccionada.
Cuando me llegó la ropa a casa estaba alucinada, no daba crédito de que aquello fuera real. Pero tengo que decir que tras esa gran alegría de ser seleccionada me llevé el palo de que Raimundo no estuviera en la selección como entrenador. Sabía que venía de lesión, pero era la novena del ránking mundial y sé también que la federación tiene que llevar a muchos entrenadores de todas las disciplinas y no sé cuáles son los criterios para ello, pero para mí fue un palo aquello.
Nosotros 24 horas antes de la competición no hablamos nada del tema, pero justo el día de la misma hablamos justo poco antes de llegar al estadio, hacemos un repaso de todo y sin apuntes técnicos, más que nada para reforzar el tema mental, y así hicimos por teléfono.
Mis sensaciones previas eran que estaba muy bien, me veía en la final antes de salir de España, porque estaba feliz y los entrenamientos últimos fueron muy buenos. Tuve la mala suerte que en el último lanzamiento de la final me hice daño el codo, un pequeño esguince. Fue por un gesto técnico malo por mi parte y la verdad es que los servicios médicos y los fisios hicieron un trabajo muy bueno conmigo esos tres días hasta la final. Miquel Cos y Cristophe estuvieron volcados conmigo.
Disfruté la competición, sí. La serie fue buena, me vi obligada a renunciar a un lanzamiento para arriesgar en el último y ese fue el segundo más largo mío. Podía haber sido un desastre tras el daño en el codo, aunque es verdad que estuve muy cerca de las medallas, y estaban en unas marcas asequibles. Eso deja un sabor agridulce, pero sin más. Ahora mismo creo que casi todas las de la final estamos muy igualadas y puede pasar cualquier cosa en próximos campeonatos. Hay jóvenes lanzando mucho, pero de ellas algunas no pasaron ni a la final, porque la presión ahí se nota mucho, por ejemplo, la campeona de Europa.
¿En qué condiciones prefiere competir Yulenmis?
Si el viento es un poco en contra me gusta, si sopla con mucha fuerza yo lo prefiero a favor. Y por supuesto la lluvia es un desastre para todas nosotras para competir.
Vámonos con tus objetivos a medio plazo.
Si todo va bien, a mediados de diciembre, estaré ya para coger una jabalina y empezar poco a poco con el tema técnico. Mi objetivo es aguantar la temporada a nivel físico y poder hacerla campaña. Haría muy poco en invierno, el Campeonato de España y el Europeo de selecciones y desde ahí volver a cargar las pilas porque la temporada de verano es muy larga, este año hasta septiembre con el Mundial. Queremos empezar tarde, a finales de mayo, ese es el plan, pero vamos a ver cómo arrancamos tras la recuperación. Quiero ir a grandes mítines de la Diamond League y demás, pero siempre que esté bien, yo no soy de ir por ahí si no estoy en condiciones. Quiero cumplir con mi club, el Valencia, hacer los mítines buenos en España, el campeonato nacional…
Y mirando más a largo plazo, ¿cuáles son los objetivos que te gustaría cumplir?
Creo que el deporte no es de merecimiento, pero creo que merezco acabar dentro de cinco, seis, los años que sea, con un gran resultado internacional. Tengo buenos resultados internacionales de joven, pero quiero conseguir algo así como absoluta. Ser finalista olímpica no es suficiente, quiero tener una foto con la bandera de España a mis espaldas en un podio.
¿Cómo vives el distanciamiento con tu entorno familiar más cercano, con tu tierra de origen en definitiva?
Mi situación es diferente a la de Jordan, por ejemplo, porque yo puedo ir a Cuba cuando quiera o pueda para visitar a los míos, ya que yo vine con un contrato de trabajo. Evidentemente es difícil estar lejos de los tuyos, pero sufro más por la familia que por mí. Yo ahora vivo de una forma digna, pero vine con una mano delante y otra detrás y por ejemplo este mes de abril estaba con cinco euros en el bolsillo, así de claro. Gracias a que sigo viviendo con mi entrenador, en su casa, he podido dedicarme a entrenar y llegar a la situación actual. Una cosa importante es que Raimundo sabe separar su papel como entrenador, del que ejerce cuando estamos en casa conviviendo, ahí se no se habla casi nada de atletismo.
Me gustaría dejar claro para terminar, que yo soy cubana de origen porque así lo dice mi pasaporte, pero a nivel deportivo no soy para nada cubana, decidí salirme de aquella disciplina para trabajar deportivamente de otra manera, y eso me lo ofreció Raimundo y su entorno.